En un restaurante en tu país, te atiendan bien o mal, tienes que dejar propina….
Cuando recién llegas a Japón, muchas cosas te sorprenden. Te cuesta acostumbrarte a ellas, pero finalmente lo logras y se convierten en parte de tu vida. A veces no eres consciente de cuánto te has “japonizado” hasta que retornas a tu país y comienzas a extrañar…
¿Cuáles son esas cosas? ¿Qué hábitos, comportamientos o productos echa de menos un extranjero cuando ha vivido varios años en Japón y regresa a su país?
El sitio RocketNews24 ha publicado una lista de cosas que los extranjeros extrañan de Japón, y aquí hemos seleccionado diez:
1. Recién has llegado a tu país después de haber vivido varios años en Japón y vas a un restaurante. Llega el mesero, toma tu pedido y se va. Sientes que algo falta, que el servicio no es completo. No tardas en descubrir qué: la toalla húmeda para las manos.
2. En un restaurante en tu país, te atiendan bien o mal, tienes que dejar propina. No es obligatorio, pero casi como si lo fuera… En Japón no dejas propina, pero siempre te atienden bien. Los meseros no esperan que recompenses su buen servicio con una propina; lo hacen porque es su trabajo.
3. Cuando un extranjero (sobre todo un latinoamericano) que ha estado en Japón retorna a su país se siente vulnerable, indefenso… La inseguridad en las calles causa un shock. Ni en tu casa te sientes seguro. No puedes confiar ni en la policía. Es cierto, ningún país está libre de la delincuencia, pero uno se siente mucho más seguro en Japón que en Caracas, Lima o Buenos Aires.
4. Cuando pagas por algo en una tienda en Japón, no dejas el dinero en la mano del cajero, sino en una pequeña bandeja de plástico, donde también colocan el cambio. Estas bandejas tienen unas ligeras protuberancias de hule en su base, diseñadas de ese modo para facilitar la transacción tanto al cliente como al empleado. Sí, es una cosa menor, pero esos pequeños detalles –que revelan respeto y pulcritud– contribuyen a hacer grande a un país.
5. Los billetes limpios, frescos, como pan recién salido del horno, que circulan en Japón. Sí, el billete sucio, arrugado o garabateado vale tanto como el billete nuevo, pero como en el caso anterior, son pequeñas cosas que suman hasta formar algo grande. (Y ojo, esto sin contar que a veces te quieren engañar con billetes falsos).
6. Un eficiente servicio postal. En tu país, si llega un paquete a tu casa y no estás, te dejan un aviso. Tienes que llamar a la oficina de correos o ir hasta allá (perdiendo tiempo y dinero) para recogerlo, o esperar horas y horas en tu casa hasta que el cartero o mensajero vuelvan para entregarte el paquete. Dios sabe a qué hora irán (si van). En Japón, tras recibir el aviso de que no te han encontrado, puedes llamar y elegir entre qué horas puedes recibir en tu casa lo que te han mandado. Incluso a veces, sin necesidad de que llames, van dos o tres veces a tu casa hasta que te encuentran.
7. La comida. ¿Es necesario explicar por qué?
8. Las cuatro estaciones. La primavera, el verano, el otoño y el invierno no son monopolio de Japón, pero aquí cada estación tiene sus festivales, su comida, sus modas, etc., haciendo de cada una de ellas una temporada especial, con su particular encanto.
9. Sentarse bajo un kotatsu. Puedes agotar tu vocabulario tratando de explicarle a alguien qué se siente sentarse en invierno debajo de estas mesas cubiertas con edredón y equipadas con calefacción para guarecerte del frío, esa mezcla de placidez y comodidad que te envuelve, pero no será nada comparado con experimentarlo directamente.
10. ¿A quién no le incomodaba, en los primeros días de su estadía en Japón, quitarse los zapatos cada vez que entraba en una casa? Qué pereza. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo no solo te acostumbraste, sino que además no concebías que alguien pudiera recorrer el interior de una casa con unos zapatos que sabe Dios qué cosas habrán pisado en la calle. (International Press)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.