El primer ministro y el emperador asistirán a una ceremonia en Tokio
Japón se prepara para recordar hoy el terremoto y tsumami que hace exactamente cuatro años devastaron el noreste de Japón, donde dejaron más de 18.000 muertos y desaparecidos y provocaron en Fukushima el peor accidente atómico desde Chernóbil.
En distintos puntos del país se celebrarán actos en recuerdo de las víctimas y se guardará un minuto de silencio a las 14.46 hora local, momento en el que el seísmo de 9 grados Richter con hipocentro en el fondo marino golpeó la región nororiental de Tohoku.
El tsunami que siguió minutos después dejó 15.891 muertos y 2.584 desaparecidos, la inmensa mayoría de ellos en las tres prefecturas más afectadas por el desastre (Fukushima, Miyagi e Iwate), según los últimos datos publicados esta semana por la Agencia Nacional de Policía de Japón.
El Gobierno celebrará en Tokio una ceremonia oficial en la que tomarán parte el primer ministro, Shinzo Abe, el emperador Akihito, y familiares de las víctimas de la tragedia del 11 de marzo de 2011.
Cuatro años después de la tragedia más de 228.000 evacuados por los destrozos o la contaminación radiactiva emitida por la planta de Fukushima aún no han podido regresar a sus hogares.
Además, más de 80.000 tienen que vivir aún en casas temporales prefabricadas.
Mientras, las labores para controlar vertidos de agua radiactiva al mar desde la central de Fukushima continúan a duras penas -la operadora de la planta informó de una nueva fuga por negligencia hace dos semanas- al tiempo que los técnicos siguen estudiando cómo desmantelar la planta, algo que llevará entre 30 y 40 años.
El accidente ha afectado gravemente a la ganadería, la agricultura y la pesca local y aún impide que unas 68.000 personas que vivían junto a la planta puedan retornar a sus casas.
A raíz del accidente, Japón mantiene detenidos sus 48 reactores nucleares, aunque el Gobierno ha impulsado la reactivación de aquellos que cumplan los nuevos requisitos de seguridad de la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA).
De este modo, y pese a la fuerte oposición de los japoneses en las encuestas, se espera que dos centrales -una en el sur y otra en el oeste del país- puedan volver a funcionar este mismo año tras haber recibido el visto bueno de la NRA. (EFE)
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