Grupo japonés ampliará su oferta de contenidos audiovisuales
Antonio Hermosín / EFE
Sony apostará por sus negocios de videojuegos, música y películas para volver a obtener beneficios, según el plan estratégico a medio plazo presentado por la compañía japonesa, que también incluye la separación de su negocio de electrónica audiovisual.
Estas son las líneas principales de la estrategia empresarial del gigante tecnológico nipón para los próximos tres años, en los que aspira a dejar atrás sus pérdidas de 2013 y las que prevé registrar en el actual ejercicio fiscal nipón, que termina a finales de marzo.
En 2018, la compañía con sede en Tokio tiene como objetivo lograr un índice de rentabilidad financiera (ROE) superior al 10 por ciento y un beneficio operativo de más de 500.000 millones de yenes (3.679 millones de euros).
Para lograrlo, Sony aplicará un «plan de crecimiento» centrado en sus áreas de videojuegos y servicios en red, música, películas y dispositivos electrónicos, en los que hará «inversiones agresivas de capital», según dijo el presidente de la compañía, Kazuo Hirai.
«Estas son las áreas que tienen más potencial para impulsar la compañía durante los próximos tres años», afirmó en rueda de prensa el máximo responsable de Sony.
En primer lugar, Sony planea «potenciar aún más» la Playstation 4 y su sistema de juego en red, según Hirai, quien destacó el éxito de esta videoconsola doméstica de la que se han vendido 8,7 millones de unidades en todo el mundo, así como del PlayStation Network (PSN), que dispone de unos 3 millones de usuarios mensuales.
El grupo nipón también ampliará su oferta de contenidos audiovisuales, tanto a través de la producción y distribución cinematográfica como en televisión e internet.
En cuanto a Sony Music, la empresa concentrará sus esfuerzos en adaptarse al sector creciente del «streaming» en la red, para lo cual firmó a finales de enero un acuerdo con la compañía sueca Spotify para proveer un servicio conjunto a través de la PSN, destacó Hirai.
Por último, Sony dedicará «todos los recursos posibles» a la innovación en su área de dispositivos electrónicos, y en concreto al desarrollo de sensores CMOS (semiconductor complementario de óxido metálico), que tienen ventajas como su bajo coste, reducido consumo energético y mayor rapidez que otros sensores de luz.
Los sensores CMOS se emplean actualmente en «webcams», teléfonos inteligentes o cámaras fotográficas digitales, y Sony pretende potenciar su aplicación a los sistemas de conducción automática para automóviles.
Asimismo, Sony aspira a entrar en el sector sanitario, y en este sentido presentará hacia finales de año su primer endoscopio quirúrgico, desarrollado junto al fabricante de óptica y material fotográfico y de precisión Olympus.
En cambio, Sony ha decidido separar de la matriz su división de producción de electrónica audiovisual, con vistas a «mejorar su autonomía, su capacidad de gestión y rendimiento financiero», según explicó Hirai, presidente de la compañía desde 2011.
La escisión se llevará a cabo el próximo octubre y supone un nuevo paso en el proceso de reestructuración de la compañía, después de que en 2014 se desprendiera de su rama de fabricación de televisores, que estuvo una década en números rojos.
Sony «también pretende avanzar en los preparativos para desligar otras unidades de negocio», según su presidente, quien no quiso dar más detalles sobre las otras divisiones que podrían separarse de la matriz.
El negocio de electrónica de consumo del gigante nipón ha lastrado su rendimiento durante los últimos años, por lo que la nueva estrategia de la compañía parece finalmente encaminada a solucionar este problema.
Hirai admitió que la empresa afronta «un futuro lleno de desafíos debido a la creciente competencia», y afirmó que en cualquier caso, Sony «mantendrá vivo el espíritu de innovación que le caracteriza».