También le pide trabajar por mantener la paz regional
China tomó nota del gran triunfo del primer ministro japonés, Shinzo Abe, en las elecciones legislativas del domingo, a quien recordó que su país debe aprender las lecciones de la historia y trabajar por mantener la paz regional.
Las políticas y movimientos de Japón, también en el plano militar, «tienen consecuencias» en el escenario internacional y por tanto «son seguidas muy de cerca por sus vecinos asiáticos», dijo en una rueda de prensa el portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Qin Gang.
«Esperamos que Japón pueda aprender las lecciones de la Historia», añadió Qin, quien pidió también que Tokio atienda las «preocupaciones legítimas de sus vecinos» en materia de seguridad a fin de promover la paz y la estabilidad en la región.
China y Japón mantienen disputas periódicas por cuestiones territoriales e históricas que se agudizaron en los últimos dos años, aunque mejoraron ligeramente con una reunión entre el presidente chino, Xi Jinping, y Abe, a comienzos de noviembre.
El empeoramiento se debió a la agudización de la disputa por la posesión de las islas Diaoyu/Senkaku, mientras que China tampoco ve con buenos ojos el intento de Abe de reinterpretar la actual Constitución japonesa.
Esa Constitución es de corte pacifista, y el Gobierno nipón busca que el país tenga un papel más importante en asuntos de seguridad en la escena internacional, algo que Abe tiene previsto hacer en 2015 con su nueva mayoría absoluta parlamentaria, lo que hace desconfiar a Pekín de Tokio, fuerte aliado de Estados Unidos.
En un plano diferente, China también ha señalado su disgusto por las visitas y ofrendas de Abe o miembros de su gobierno al santuario de Yasukuni.
En ese santuario religioso japonés se honra la memoria de los soldados japoneses caídos, y en él figuran los nombres de responsables de crímenes de guerra y atrocidades cometidas por la invasión japonesa antes y durante la Segunda Guerra Mundial en territorio chino.
Se calcula que la invasión japonesa de China (1937-1945) causó en torno a unos veinte millones de muertos en este país, la gran mayoría civiles, y los chinos, igual que ocurre con Corea, creen que las disculpas que ha pedido Japón no son lo suficientemente completas y sinceras.
Además, en Japón no faltan voces, sobre todo en medios más conservadores y nacionalistas, que cuestionan que algunos de esos crímenes de guerra tuvieran lugar, como por ejemplo la matanza de Nankín, cometida durante seis semanas de 1937 y 1938, y en la que se calcula que fueron asesinadas más de 300.000 personas.
El presidente Xi encabezó el pasado sábado la ceremonia nacional de recuerdo de esa matanza, en la que recalcó que Japón debe asumir sus responsabilidades y no negar sus crímenes, aunque apostó por la reconciliación y la amistad. (EFE)
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