Ambos países siguen en conflicto tras la Segunda Guerra Mundial
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha invitado a su homólogo ruso, Vladímir Putin, a visitar su país el año que viene para impulsar la firma del tratado de paz pendiente entre ambos países.
Así lo anunció Abe en rueda de prensa en Pekín, al cierre de la cumbre del APEC en la capital china que ha reunido a líderes mundiales esta semana para impulsar el debilitado comercio global, entre ellos el estadounidense Barack Obama o el mexicano, Enrique Peña Nieto.
«Estamos preparando la visita de Putin a Japón en el momento más adecuado… Continuaremos nuestros denodados esfuerzos para firmar el tratado de paz», señaló Abe ante reporteros chinos y extranjeros.
El primer ministro consideró una prioridad mejorar los lazos bilaterales con Rusia, con quien aún queda pendiente la firma de un tratado de paz tras la Segunda Guerra Mundial y existen conflictos de soberanía desde entonces.
Abe y Putin hablaron sobre este próximo viaje en su reunión bilateral mantenida el domingo en Pekín, la décima que celebran desde que el primer ministro nipón tomara posesión del cargo en 2006.
En ese encuentro, ambos líderes discutieron sobre asuntos bilaterales pero también sobre la crisis en Ucrania o la amenaza del ébola, si bien el primer ministro japonés no entró en detalles.
No obstante, los medios japoneses, con acceso al encuentro, resaltaron que el primer ministro urgió a Putin a mantener el alto el fuego para mejorar la situación en Ucrania, y le dijo que las recientes elecciones organizadas por separatistas prorrusos complicaban la situación.
Abe se limitó a señalar que «aún quedan ilimitadas posibilidades de cooperación» entre ambos países, y espera que la visita de Putin se acabe realizando el año que viene y se pueda sellar la paz, aumentando «la confianza» con un tratado.
Japón espera que la firma de este acuerdo lleve a una resolución sobre los llamados Territorios del Norte, formados por cuatro islas del archipiélago de las Kuriles que fueron anexionadas por Moscú al final de la II Gran Guerra (1945) y son reclamadas desde entonces por Tokio. (EFE)