La edición digital del diccionario de español recibe casi un millón y medio de consultas diarias.
La 23 edición del «Diccionario de la lengua española», que se publica hoy en todos los países hispanohablantes, incluye palabras como burka, ciclogénesis, coach, hiyab, homoparental, quad y wifi, y voces coloquiales como amigovio, birra, botellón, gorrilla y chupi.
Estas son algunas de las novedades que las veintidós Academias de la Lengua Española aprobaron en la última fase de elaboración del Diccionario, que se presentó a la prensa en la sede de la Real Academia Española en Madrid.
Desde que se publicó en 2001 la anterior edición del Diccionario, esta obra esencial de referencia, cuya edición digital recibe casi un millón y medio de consultas diarias, se ha actualizado periódicamente en internet con miles de nuevas entradas y acepciones.
Pero la edición en papel, publicada por Espasa, contiene centenares de novedades que aún no están disponibles en la versión electrónica. Habrá que esperar un tiempo a que la Academia la actualice.
Entre esas novedades hay numerosas voces americanas, que se han incrementado de manera significativa en la 23. edición. Amigovio (fusión de amigo y novio) es una de ellas.
Y se han admitido, además, palabras americanas como basurita, bíper, cajonear, conflictuar, enrulado, lonchera, motoneta, nocaut y papichulo.
Del mundo islámico han saltado al Diccionario burka y hiyab. La primera se define como «vestidura femenina propia de Afganistán y otros países islámicos, que oculta el cuerpo y la cabeza por completo, dejando una pequeña abertura de malla a la altura de los ojos». Y la segunda es el «pañuelo usado por las mujeres musulmanas para cubrirse la cabeza».
Antipersona, aplicado a esas minas que matan o mutilan a quienes las pisan, llega al Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), al igual que sucede con ciclogénesis (formación de un ciclón).
Si en 2012 el matrimonio homosexual se incorporó al DRAE, ahora lo hace la voz homoparental, que se aplica a una familia «formada por dos personas del mismo sexo y los hijos».
También, se han adaptado a la nueva realidad social las definiciones de marido («hombre casado, con relación a su cónyuge») y de yerno («cónyuge masculino de la hija o del hijo de una persona»), entre otras.
Los extranjerismos figuran en cursiva cuando no se han adaptado al español.
Ese es el caso de «backstage», el «espacio situado detrás de un escenario o de una pasarela donde se preparan» quienes intervienen en un desfile de moda, o de «coach» (persona que asesora a otra para impulsar su desarrollo profesional y personal) y, en el lenguaje deportivo, equivale a entrenador.
Del inglés proceden asimismo «establishment» (grupo de personas que ejerce el poder); el temido pirata informático o «hacker»; «quad» (vehículo todoterreno de cuatro ruedas similar a una motocicleta), y «spa», ese establecimiento que ofrece tratamientos, terapias o sistemas de relajación.
En muchas casas disfrutan de una «chaise longue», un «asiento mullido, alargado y normalmente sin brazos, que permite estirar las piernas». Y el francés nos presta, además, «impasse», definida como «callejón sin salida» y «compás de espera».
Y del italiano procede birra, la forma coloquial de referirse a la cerveza.
El famoso botellón («reunión al aire libre de jóvenes, ruidosa y generalmente nocturna, en la que se consumen en abundancia bebidas alcohólicas») entra en el Diccionario, aunque con la marca de «Esp.» porque solo se utiliza en España.
Esa misma marca la lleva la voz coloquial chupi, con la que uno expresa que se lo pasa muy bien o que algo es estupendo.
Los «gorrillas», es decir, esas personas que en muchas ciudades españolas te avisan de que hay una plaza libre para aparcar a cambio de una propina, se abren hueco en el Diccionario.
«Déjate de gaitas», se dice en España, y por eso la voz gaita amplía sus acepciones con la de «tontería o cosa sin importancia».
Y a los aficionados al Fútbol Club Barcelona les gustará saber que blaugrana, término catalán, está en el Diccionario y que remite a azulgrana.
También lo ha hecho el término mileurista, que se ha extendido en España desde que la crisis llevó a bajar los sueldos.
El cerdo ibérico y el exquisito jamón ibérico amplían ahora las acepciones del adjetivo ibérico.
La revolución digital ha generado numerosas palabras. La expresión «red social» llega al Diccionario, como lo hacen tuit, tuitear, tuiteo, tuitero. Ni Google ni Facebook están en el DRAE, aunque sí encabezan la lista de búsquedas fallidas en la edición digital.
Y relacionadas con internet y con la informática entran voces como la red inalámbrica wifi, intranet (red electrónica de información interna de una empresa o institución); la alfombrilla que «permite deslizar con facilidad el ratón de una computadora», y nube (espacio de almacenamiento y procesamiento de datos ubicado en internet).
A los pesados y molestos se les llama plomizos, otro adjetivo que ve ampliados sus significados. Y al lenguaje coloquial malsonante pertenecen cagaprisas (persona impaciente, que siempre tiene prisas) y cague, ese miedo o inquietud que paralizan. EFE
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