Japón es el único país desarrollado donde se fuma en los restaurantes
Una de las imágenes más chocantes para los extranjeros al llegar a Japón es la de los restaurantes y bares llenos de humo. Los Juegos Olímpicos de Tokio podrían ser la excusa para convertir por fin la capital nipona en una ciudad libre de tabaco.
La chispa la encendió el gobernador tokiota, Yoichi Masuzoe, durante una reciente entrevista de televisión en la que reconoció que le gustaría aprobar una ley para prohibir completamente el fumar en establecimientos públicos de aquí a los Juegos de 2020.
«Japón es el único país desarrollado donde se fuma en los restaurantes», apuntó el regidor de la sofisticada metrópoli de doce millones de habitantes sabiendo que la comparación con el «mundo avanzado» le ayudará a ganar adeptos a la causa.
La legislación nipona puede parecer del todo absurda a los ojos de un occidental, ya que mientras en la calle no se puede fumar, de puertas a dentro la permisividad es total.
Todo depende de normativas municipales, pero en la mayoría de Japón está prohibido fumar mientras se camina por las vías públicas. Solo se pueden encender cigarrillos en sitios específicos habilitados para ello, como rincones y esquinas señalados por carteles, donde se agolpan los fumadores y comparten ceniceros.
En locales cerrados como bares y restaurantes, la situación es mucho menos restrictiva.
Una ley aprobada en mayo de 2003 pide «tener en cuenta» al fumador pasivo en locales públicos y sugiere la creación de zonas separadas para los que no fuman.
Sin embargo, la norma no establece ningún tipo de multa o sanción y solo el 20 por ciento de los establecimientos de Tokio prohíben fumar y el mismo porcentaje cuenta con separación entre fumadores y no fumadores.
«En Japón no se lleva a cabo una prohibición del tabaco por la falta de liderazgo y la vinculación de los políticos con la industria tabaquera del país», explica a Efe Yumiko Mochizuki, Directora del Instituto Nacional de Investigación del Cáncer.
La doctora hace referencia a la poderosa Japan Tobacco, monopolio estatal hasta 1985 y de la que el Gobierno japonés posee el 50 por ciento de sus acciones.
«Si solo hablamos en términos económicos, las cifras también hablan por sí mismas», explica Mochizuki mientras recuerda que los impuestos del tabaco aportan a las arcas públicas unos 2 billones de yenes (unos 14.500 millones de euros) anuales, mientras que el gasto en el tratamiento de enfermedades relacionadas puede triplicar esta cantidad.
Los Juegos Olímpicos de 2020 podrían ayudar sin embargo a un cambio de tendencia en Japón, un país donde se registran anualmente 7.000 muertes de fumadores pasivos y 130.000 por enfermedades relacionadas con el tabaco.
El Comité Olímpico Internacional (COI) mantiene una política antitabaco desde hace casi dos décadas y colabora activamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en campañas en este sentido.
Los últimos Juegos de Verano, los de Londres 2012, se celebraron en un país con una rígida normativa que desde 2007 prohíbe fumar en lugares públicos cerrados.
Lo cierto es que en Japón, un país sin agresivas campañas públicas contra el tabaco, la tendencia de consumo está cambiando y los últimos datos muestran como el número de fumadores se sitúa por debajo del 20 por ciento, la tasa más baja desde los años 60.
A pesar de ello, la propuesta del Gobernador no gusta a todos los tokiotas.
«Si no se puede en la calle y ahora tampoco en los bares, ¿dónde quieren que fumemos?, comenta un treintañero mientras da profundas caladas sentado en la barra del COD, un céntrico bar donde no caben más de diez personas.
Otro cliente asegura sin embargo que «ya es hora» y que sería una buena noticia.
«Estoy harto de salir por la noche y ahogarme con el humo. Me da mucha envidia cuando viajo al extranjero y veo que la gente puede volver a casa sin que la ropa le apeste», comenta mientras agita la mano para quitarse el humo de cara. EFE
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