Vida vacía y sin rumbo
“El infierno es levantarte cada maldito día y ni siquiera saber por qué estás aquí”, dice Marv (Mickey Rourke) en la película “Sin City”. Algo así se siente I, una joven de 21 años que reside en la prefectura de Okayama y que le escribe a Yomiuri Shimbun porque no le encuentra sentido a su vida.
La mujer trabaja a tiempo parcial en un restaurante y asegura “no sentirse lista aún para vivir como un miembro adulto de la sociedad”.
Las cosas marchan mal en su vida desde muy pequeña. Cuando entró a una escuela de primaria pública se deprimió tras enterarse de que una amiga del kínder había ingresado a una escuela privada.
A medida que fue creciendo, descubrió que otras personas tenían vidas que ella nunca podría superar sin importar cuánto lo intentará. “Me sentía vacía y asustada”, recuerda.
Desde que en primaria se dio cuenta de que hay gente con vidas mejores que la suya, ha albergado ideas suicidas. “Siempre me he preguntado cuándo sería el mejor momento para ponerle fin a mi vida”, confiesa.
I vive sin horizontes, sin esperanza, sin ganas de aprender o crecer como persona, como un barco a la deriva, y ha decidido no ahorrar para su futuro como una forma de “autocastigo”.
Ser adulto implica trabajar (o al menos buscar empleo), intentar ser productivo, contribuir a la sociedad, etc. I dice que todo eso hace que odie más vivir. Sin embargo, se resiste a renunciar a la vida. Por eso le pregunta a Yomiuri qué puede hacer para aceptar la vida y prepararse para el futuro.
Pese a la desesperanza que rezuma la carta de I, el psiquiatra Soichiro Nomura le responde: “Puedo sentir tu fuerte conciencia de querer vivir una vida con sentido”.
Asimismo, resalta que ella tiene la mentalidad de una persona seria que busca lidiar con sus problemas y preocupaciones, algo de lo que tienden a carecer los jóvenes de hoy, asegura.
Nomura cree que la lucha de I por encontrarle un rumbo a su existencia “producirá algo positivo” y que logrará prepararla para vivir en el futuro. (ipcdigital)