Los líderes arrastran a la gente común a la guerra, según veterano de la II Guerra Mundial
Toshio Nakai tiene 94 años y perdió el brazo izquierdo durante la Batalla del Golfo de Leyte que enfrentó a su país y a los Aliados en 1944.
70 años después, Nakai le dice a Mainichi Shimbun: «La gente común es enviada a la guerra para salvar la cara de los líderes. Debe haber diferentes maneras de asegurar la felicidad de las personas».
Antaño, Nakai creía que Japón tenía que modificar su Constitución pacifista, que fue establecida bajo la ocupación estadounidense tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, hoy confiesa que está preocupado por las últimas acciones del gobierno del primer ministro Shinzo Abe, que anunció su decisión de reinterpretar la Constitución para que Japón pueda hacer uso de la fuerza y defender a países aliados.
Su inquietud se sustenta en su dura experiencia como soldado.
La batalla del Golfo de Leyte marcó su vida para siempre. El anciano recuerda a los barcos de guerra japoneses hundiéndose en llamas tras ser alcanzados por la armada estadounidense y a los soldados huyendo a nado mientras eran atacados. “Fue un infierno”, dice.
Una bomba estalló cerca de Nakai y le arrancó el brazo izquierdo. Tuvo suerte, porque esa misma bomba mató a un soldado que estaba a su lado.
Nakai está cada vez más convencido de que la Guerra del Pacífico era una causa perdida para Japón. «Un pequeño país como Japón nunca podría haber ganado una batalla contra el mundo. Los líderes de aquel entonces arrastraron a la gente común a la guerra», subraya.
El exsoldado sostiene que Japón no tiene que actuar como una superpotencia, sino continuar apostando por la paz.
Tras la guerra, Nakai trabajó en el municipio de su ciudad en la prefectura de Shiga. Vive con su esposa de 91 años y tiene bisnietos. Aunque los niños del barrio donde reside se han burlado de él porque solo tiene un brazo, cree que gracias a eso está vivo. Si no hubiera sido herido, habría muerto en combate después. (ipcdigital)