Viajero no hizo caso a advertencias del gobierno de Japón
Antes del inicio de la Copa del Mundo en Brasil, el gobierno de Japón fue enfático al advertir a los japoneses que tenían planeado alentar in situ a su selección: tengan cuidado, movilícense en grupo, no salgan de noche, eviten los lugares desiertos, oculten sus cámaras y teléfonos, etc.
Algunos como Takeshi Itai hicieron caso omiso de la advertencia.
Movido por la curiosidad, Itai decidió visitar una favela el 11 de junio, un día antes de la inauguración del Mundial. Subió a un taxi y se puso en marcha.
El turista japonés, que llevaba una cámara consigo, sufrió el susto de su vida cuando al llegar a la favela vio a cinco hombres armados que se acercaban rápidamente al taxi.
Por fortuna, antes de que le robaran o dispararan, el chofer logró alejarse a toda velocidad.
“Nunca más voy a ir a una favela”, le dice el hincha japonés, de 34 años, a Kyodo. “Nunca imaginé que tendría armas apuntándome”, añade.
Itai no es ningún principiante como viajero. Conoce más de 50 países. Quizá esa experiencia lo llevó a ser demasiado confiado. “El ambiente en Brasil da mucho miedo”, asegura.
Hasta el lunes, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón tenía registrados tres delitos cometidos contra japoneses en Recife (donde los Samuráis Azules debutaron contra Costa de Marfil) y cuatro en Sao Paulo.
Sin embargo, el número real de casos es mayor. Según la información recabada por Kyodo, la mayoría de víctimas no denuncia los robos ante la policía o las autoridades consulares de su país a menos que pierdan sus pasaportes.
Se estima que más de 5.000 japoneses han viajado a Brasil para asistir a la Copa del Mundo. (ipcdigital)
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