Niveles de contaminación están dentro de los límites que establece la ley en Japón
La operadora de la accidentada central nuclear de Fukushima comenzó a realizar hoy vertidos controlados al mar de agua con bajos índices de radiactividad, método que comenzará a usar regularmente para reducir la preocupante acumulación de líquido contaminado en la planta.
Esta primera descarga realizada hoy fue de unos 560.000 litros, informó Tokyo Electric Power (TEPCO).
La eléctrica y el Gobierno nipón publicaron el contenido de isótopos radiactivos detectados en los análisis realizados por tres laboratorios distintos (uno de TEPCO, otro de la Agencia Nuclear estatal y uno privado).
Todos estaban por debajo del límite marcado por TEPCO para verter el agua (el cual es entre 60 y 90 veces más estricto que el que marca la ley nipona).
Tanto la eléctrica como el Ejecutivo nipón publicarán estos niveles con regularidad mientras duren las operaciones.
Tras meses de intensa negociación, las cofradías de pescadores de Fukushima han terminado por aceptar la decisión siempre y cuando los niveles de contaminación estén por debajo de dichos límites.
La operación realizada hoy se denomina «bypass de agua subterránea» y es una de las medidas para reducir el volumen de líquido de los acuíferos naturales que penetra e inunda a diario los sótanos de los reactores que resultaron golpeados por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011.
Dentro de los sótanos, esta agua se contamina al entrar en contacto con el refrigerante que vierten los reactores dañados y parte de ella va a parar al mar frente a la central a través de sumideros y otras canalizaciones.
En total, se estima que unos 300.000 litros diarios llegan cada día al Océano Pacífico.
El «bypass» consiste en bombear este agua subterránea desde pozos situados en las colinas que hay junto a los reactores y en desviarla (siempre que los análisis determinen que su toxicidad es baja) directamente hasta los muelles de la planta, para evitar que pase por los edificios y se contamine más.
La acumulación de agua es uno de los principales desafíos para poder desmantelar la planta, una operación que se cree llevará tres o cuatro décadas.
Por ello, TEPCO almacena el agua con la que refrigera los reactores, así como la que consigue bombear desde los sótanos, en miles de tanques que se hallan repartidos por la central.
Sin embargo, tanto la eléctrica como el Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) consideran que este sistema resulta más peligroso que el de los vertidos controlados. (EFE)