Debido a ley, solo pudo actuar cuando el acosador golpeó a su víctima
Japón ha reforzado recientemente una ley contra el acoso para ampliar los alcances de la lucha contra este flagelo. Sin embargo, hay vacíos o zonas grises que no protegen lo suficiente a las víctimas, como lo demuestra un incidente ocurrido hace poco.
En febrero de este año, la policía de Tokio arrestó a Naoya Abe, un hombre de 26 años que agredió a una mujer de 23 a la que acosaba.
El 31 de enero, Abe le mandó 1.589 mensajes a través de la aplicación gratuita LINE. 20 días después, le envió otros 1.660.
El 20 de febrero, la joven llamó a la policía. Sin embargo, esta no pudo detener a Abe debido a que la ley contra el acoso no considera como punible el envío de mensajes a través de redes virtuales. Más aun, los textos no incluían palabras o frases que, según la norma nipona, pudieran tipificarse como acoso (por ejemplo, la exigencia de tener una relación de pareja).
El 22 de febrero, la policía pudo arrestar al acosador, pero solo después de que este golpeara a la víctima en la cabeza con un teléfono.
La policía sostiene que está atada de manos pues el envío frecuente y sistemático de mensajes a través de las redes sociales no califica como acoso, y hace hincapié en que la ley debe adecuarse a una realidad dominada por servicios como LINE.
La policía no puede actuar a menos que la víctima se sienta amenazada físicamente. Un funcionario policial de alto rango le dijo a Mainichi que es difícil determinar si mensajes que dicen “quiero verte” pueden ser catalogados como acoso. (International Press)
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