A cambio exigieron que se cumplan determinadas condiciones
Los pescadores de la región de Fukushima dieron el martes su visto bueno al vertido al mar de agua subterránea extraída de las proximidades de la accidentada central nuclear, lo que permitirá frenar la acumulación de líquido tóxico en la planta.
El filtrado de los acuíferos subterráneos es uno de los problemas técnicos que afronta la compañía operadora de la planta, TEPCO (Tokyo Electric Power), ya que el agua penetra en los sótanos de las instalaciones nucleares, donde se mezcla con el refrigerante empleado para estabilizar los reactores, altamente radiactivo.
En verano del año pasado la empresa admitió que por este motivo unas 300 toneladas diarias de agua contaminada van a parar al océano Pacífico cada día a través de los muelles de la central.
El nuevo sistema propuesto por TEPCO y por el Gobierno nipón consiste en extraer por bombeo el agua subterránea antes de que ésta llegue a desembocar en la planta, y permitirá reducir esta cantidad en unas 100 toneladas diarias, según la radiotelevisión pública japonesa NHK.
Los pescadores de Fukushima, los más afectados por la catástrofe nuclear, decidieron aceptar esta medida en una reunión celebrada con representantes de las autoridades y de la compañía operadora de la planta, aunque exigieron que se cumplan determinadas condiciones para que el vertido no afecte a sus actividades.
En particular, pidieron el establecimiento de reglas para la extracción y vertido de agua subterránea, la designación de un organismo independiente que supervise el proceso y la puesta en marcha de una campaña de información sobre la seguridad de los productos pesqueros de la zona.
Representantes de la cooperativa pesquera y del ministerio de Economía e Industria calificaron la decisión como «difícil» y «dura», en respectivas declaraciones a los medios nipones al término de la reunión.
Por su parte, la compañía operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), anunció en febrero que fijaría estrictos criterios de seguridad para garantizar del vertido al mar de agua procedente de las instalaciones nucleares, como rebajar el límite de tritio permitido.
El tritio es el único isótopo radiactivo que hasta ahora no se está eliminando al tratar el agua empleada en refrigerar los reactores.
Este agua -altamente radiactiva pese pasar por un proceso de purificación- se almacena en tanques provisionales, de los que se acumulan ya más de un millar en las instalaciones de Fukushima, algunos de los cuales han sufrido fugas que fueron a parar al mar.
El Gobierno estima que el volumen de agua contaminada almacenada en depósitos alcanzará en el futuro las 800.000 toneladas.
Las emisiones contaminantes de la central, que resultó golpeada por el terremoto y tsunami que devastó el noreste de Japón el 11 de marzo de 2011, mantienen evacuadas a más de 52.000 personas que vivían junto a la central y han afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local. (EFE)
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