Superviviente del tsunami en Japón se culpa de la muerte de su madre

Todos los días 11 visita su tumba y le pide perdón

Iwao Miura, un barbero de 68 años que reside en la prefectura de Iwate, sobrevivió al tsunami del 11 de marzo de 2011, pero no a la culpa.

Miura vivía con su madre Kiku, de 95 años, a quien cuidaba desde que ella sufrió una fractura ósea.

Ambos estaban en casa cuando se produjo el tsunami, cuenta Mainichi Shimbun. Su vivienda, ubicada a solo 500 metros del océano, no era un lugar seguro. Kiku le dijo a su hijo que deberían salir y buscar un sitio más elevado porque estaba convencida de que las olas llegarían hasta ellos.

Miura, por el contrario, creía que el rompeolas de diez metros de altura y 2,4 kilómetros de extensión que protegía la zona sería suficiente para atajar el tsunami. Le aseguró a su mamá que en el segundo piso de la casa estarían a salvo.

No obstante, Kiku seguía convencida de que el rompeolas no lograría contener el tsunami y le rogó a Miura que huyera. “Quiero que estés a salvo”, le dijo. Para calmarla, el barbero salió de la casa con la intención de regresar, pero menos de veinte minutos después las olas destruyeron la vivienda y se llevaron a su mamá.

Desde entonces, Miura vive solo en una casa temporal. Con el alcohol intenta mitigar el dolor y la culpa. Sueña mucho con su madre. En sus sueños, ella le pide que no use sal en exceso, algo que solía decirle en vida.

Conocer a otros supervivientes le ha permitido descubrir que hay otros como él que se culpan por la muerte de sus seres queridos. Miura le cuenta a Mainichi el caso de un hombre que perdió a sus padres y a su hijo cuando los dejó por un instante en el automóvil en el que huían para ver cómo lucía el océano. También recuerda a una mujer que huyó a una montaña con su esposo, pero que murió cuando decidió regresar a su casa para buscar una linterna.

Descubrir que no es el único que se responsabiliza por la muerte de un familiar querido no alcanza para superar la pena. Miura acude a la tumba de su madre todos los días 11. En su última visita, en febrero, le dijo: “Perdóname”. (ipcdigital)