Algunos medios consideran que el plan modifica el pacifismo japonés
Japón ha redactado un plan que relaja las limitaciones que desde hace casi 50 años restringen su exportación de armas a otros países, informó la cadena pública NHK.
Este borrador, al que ha tenido acceso NHK, modifica dos de los tres principios aprobados por el Parlamento nipón en 1967 y que prohíben vender armamento a países sujetos a embargo por resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, a los del bloque comunista y a aquellos envueltos en conflictos internacionales.
A lo largo de los años los tres principios han conducido a la prohibición casi total de vender armamento a cualquier país que no sea Estados Unidos, el principal aliado de Japón.
A través de este nuevo plan, que el Gobierno quiere tener aprobado este mes, se conservaría solo la primera limitación -los países sujetos a embargo de la ONU- y se introducirían tres acotaciones nuevas a las directrices para el comercio de armas.
La primera de estas prohibiría la exportación si perjudica «la paz y la seguridad global o de Japón», mientras que la segunda impone un seguimiento estricto de las partidas.
La tercera limitaría el envío, si estas armas se van a transferir a terceros países o son empleadas para un propósito diferente al indicado originalmente.
Analistas y medios han apuntado que este nuevo marco modificará radicalmente la actividad exportadora de Japón y le permitirá vender armas a países como Israel, que tiene previsto recibir en el futuro cazas F-35 en cuya fabricación han participado empresas japonesas.
También podrá exportarlas a aquellos que se encuentran en las rutas marítimas que le resultan vitales a Japón, altamente dependiente del exterior en el plano energético.
Entre estos se contarían por ejemplo Filipinas o Indonesia, países que mantienen importantes disputas territoriales con China, que ha venido manifestando su disconformidad con la idea de que Tokio modifique sus directrices.
Este cambio ha sido criticado por algunos de los principales medios de comunicación nacionales, que consideran que se trata de un cambio apresurado impulsado por el Gobierno del conservador Shinzo Abe.
También han expresado que este plan y las pretensiones del Ejecutivo de modificar la Constitución para potenciar el papel de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército), constituyen una «intolerable» modificación del «pacifismo japonés» que ha caracterizado al país desde el fin de la II Guerra Mundial. (EFE)
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