La policía de Tokio está investigando si el agente que atendió el caso de la adolescente asesinada por su exnovio actuó con negligencia, informó Mainichi Shimbun.
El martes 8 de octubre, Saaya Suzuki, de 18 años, acudió a la comisaría de Mitaka, en Tokio, para avisar de que Charles Thomas Ikenaga, de 21, la estaba acosando. El oficial a cargo le pidió que volviera al día siguiente con los e-mails y mensajes amenazantes que el sujeto le había enviado. No pudo hacerlo porque ese mismo martes fue asesinada por Ikenaga.
El año pasado, la Agencia Nacional de Policía emitió una directiva, dirigida a los departamentos de policía de todas las prefecturas japonesas, que establece que los casos de acoso deben ser reportados a los jefes de comisarías.
Sin embargo, el jefe de la comisaría de Mitaka no se habría enterado del caso de Saaya hasta que fue asesinada.
La directiva no especifica en qué espacio de tiempo debe un agente reportar a su superior una queja o denuncia de acoso, dejando a criterio del subordinado la evaluación de la gravedad del caso.
El oficial que recibió a Suzuki no reportó de inmediato la queja de la adolescente a su jefe porque estaba ocupado atendiendo otro caso y porque su superior estaba en una reunión, según fuentes policiales.
El día en que fue asesinada la adolescente, un agente policial intentó comunicarse tres veces con Ikenaga para advertirle que no la acosara. No obstante, el teléfono al que llamó le pertenece a un conocido del asesino, quien lo usaba cuando era novio de Saaya. El día 8 ya estaba nuevamente en manos de su dueño, que no contestó el teléfono porque la llamada procedía de un número desconocido. (International Press)
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