Plantea unos Juegos compactos y cómodos para atletas y público
Andrés Sánchez Braun / EFE
En caso de imponerse el día 7 en la elección del COI en Buenos Aires, Tokio celebraría en 2020 unos Juegos Olímpicos en un entorno urbano centralizado que busca condensar y vigorizar el ambiente festivo y deportivo y la comodidad en los desplazamientos.
Pese a lo extensa que es la ciudad más poblada del planeta, Tokio celebraría la mayoría de los Juegos en un radio de apenas 8 kilómetros, dada la proximidad entre sí de la mayor parte de las instalaciones para las pruebas (el 61% de las cuales habría que construir) y la Villa Olímpica.
De las 37 sedes, 28 estarían situadas en el centro de la ciudad, incluido el futuro e imponente Estadio Nacional de Kasumigaoka (80.000 espectadores), que proyectará la arquitecta Zaha Hadid sobre la base del actual Estadio Olímpico -erigido para los Juegos del 64- y en el que se jugará el Mundial de Rugby de 2019.
Kasumigaoka acogería las ceremonias de apertura y clausura, el atletismo, y partidos de fútbol y rugby.
Además de este recinto, otras seis instalaciones ya existentes (como los Gimnasios Nacional y Metropolitano o el estadio de sumo Kokugikan y el estadio Budokan de artes marciales), estarían situadas en la llamada «zona patrimonial», que corresponde al núcleo de los JJOO de 1964.
Otras 21, todas ellas por construir o reformar, estarían situadas en la zona exterior de la bahía.
A modo de nexo entre los dos núcleos mencionados, en el centro de la bahía, estaría la Villa Olímpica, un complejo de 44 hectáreas que se construiría sobre la isla de Harumi.
Los únicos deportes que se celebrarían fuera de Tokio serían partidos de fútbol en los estadios de Yokohama, Saitama, Miyagi y Sapporo.
A nivel financiero el despliegue sería aparentemente viable, puesto que el coste del evento se estima en unos 2.500 millones de euros, un monto que las autoridades y entidades niponas ya tienen asegurado, incluyendo otros 200 millones para contingencias.
Los Juegos compactos buscarían, por un lado, que el ambiente y la algarabía deportiva estuvieran especialmente reconcentrados en torno a un núcleo central de la ciudad.
Por otro, el 87% de los deportistas tendría que viajar como máximo durante 20 minutos desde la Villa Olímpica hasta las sedes de las competiciones, mientras que el público debería trasladarse como máximo durante media hora en transporte público (una de las redes más eficientes del mundo) para moverse entre las 28 sedes centrales.
En caso de celebrarse los Juegos en Tokio, la candidatura garantiza 37.000 habitaciones en un radio de 10 kilómetros con respecto al centro de la ciudad, mientras que en un entorno de 50 kilómetros promete hasta 140.000 plazas hoteleras.
Los precios del alojamiento serían probablemente los más caros de entre las tres candidatas (el COI estima que la doble en hotel de tres estrellas saldría por unos 430 euros de media, frente a los 213 de Madrid).
Por otra parte, la capital de Japón apela al «espíritu cívico» de los japoneses, a su baja tasa de criminalidad y a unos 51.000 efectivos para garantizar la seguridad durante la competición.
En resumen, Tokio cree que puede organizar «unos Juegos de muy bajo riesgo», mientras el COI ha admitido que la organización tomaría medidas «robustas» en lo referente a construcción e infraestructura frente a posibles terremotos.
No obstante, los cuantiosos vertidos de material radiactivo al Océano Pacífico desde la accidentada central nuclear de Fukushima no entran en ninguna estimación ni de la organización ni del COI.
Los Juegos Olímpicos de Tokio transcurrirían entre el 24 julio y el 9 agosto y los Paralímpicos del 25 de agosto al 9 de septiembre, lo que implicaría que ambos se celebrarían en un clima muy caluroso y húmedo, con temperaturas máximas de 30 grados de media y una humedad relativa del 71 por ciento.