Ministros japoneses no descartan visitar santuario que honra a criminales de guerra
A menos de una semana para el 15 de agosto, día en que se recordará el 68 aniversario de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, aún se desconoce si los miembros del gobierno del primer ministro Shinzo Abe visitarán el santuario de Yasukuni, donde se honra a soldados japoneses caídos en combate, entre ellos varios criminales de guerra.
La ambigüedad de las autoridades japonesas, entre ellas el mismo Abe, quienes no han afirmado ni negado que tengan previsto acudir al controvertido templo, ha disparado las especulaciones.
Abe se ha limitado a decir a la prensa que no impediría que sus ministros visitaran Yasukuni, pues la decisión pertenece al ámbito privado y depende de las convicciones o creencias de cada uno.
Los medios japoneses, informados por fuentes gubernamentales, aseguran que el primer ministro se abstendrá de acudir al templo para no empeorar las relaciones de su país con China y Corea del Sur.
Cada vez que una autoridad de alto rango acude al santuario, ambas naciones, que lo perciben como símbolo del militarismo japonés, elevan sus voces de protesta, agudizando sus fricciones con Japón.
Este año, la repercusión sería mayor –según The Wall Street Journal– pues reafirmaría el giro hacia la derecha de Japón bajo el liderazgo del conservador Abe.
Si los ministros deciden no asistir a Yasukuni no será por falta de convicciones, sino por consideraciones políticas, a juzgar por sus palabras. La ministra de Reformas Administrativas, Tomomi Inada, declaró a los medios que considera aceptable que se muestre respeto y gratitud a aquellos que dieron su vida por el país. El ministro portavoz, Yoshihide Suga, emitió un pronunciamiento similar.