“Una economía sólida es esencial para la fortaleza nacional», asegura
Javier Picazo Feliú / EFE
Después de arrasar en las elecciones al Senado nipón, el primer ministro, Shinzo Abe, tiene carta blanca para continuar con su agresiva política de estímulo económico, que se comprometió a intensificar, tras hacerse con el control del Parlamento.
El resultado de los comicios de este domingo, que otorga a la coalición gobernante la mayoría en la Cámara Alta con 135 de sus 242 escaños, supone la primera ocasión en seis años en que un primer ministro nipón cuenta con el respaldo de las dos Cámaras y con la estabilidad necesaria como para impulsar su programa de gobierno.
«Se trata de un gran apoyo. Ya no podemos quejarnos de estar en un Parlamento dividido o de la oposición», detalló Abe en su primera rueda de prensa, después de arrasar la víspera en las elecciones parciales al Senado.
El espaldarazo llega apenas siete meses después de que Abe tomara las riendas del Gobierno con el objetivo prioritario de revitalizar las finanzas de un país lastrado por la deflación, un yen por las nubes, recesión técnica y una deuda pública de más del doble de su PIB.
Desde entonces, sus medidas de estímulo económico, aplaudidas por organismos como el Fondo Monetario Internacional o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), han dado paso a un periodo de optimismo en Japón.
Su decidida apuesta le llevó también a revolucionar el papel del Banco de Japón, en el que propició la llegada de su nuevo embajador, Haruhiko Kuroda, proclive a la flexibilización monetaria y al que sedujo para asumir la meta conjunta de lograr en dos años una inflación sostenida del dos por ciento.
«Salir de 15 años de deflación no es tarea fácil, puede incluso considerarse un proyecto histórico, pero es en lo que nos vamos a concentrar de ahora en adelante», añadió el primer ministro, de 58 años, en declaraciones recogidas por el diario económico Nikkei.
En este contexto, el archipiélago ha experimentado en el trimestre de enero a marzo un crecimiento de más del 4 por ciento, mientras que para el primero del año fiscal, de abril a junio, se espera un aumento del 3 por ciento interanual en su PIB.
El «Abenomics», como se conoce a sus políticas de estímulo, ha impulsado también desde principios de año la Bolsa de Tokio, que ha registrado un ascenso imparable cercano al 40 por ciento en estos meses, a pesar de haber sufrido severos correctivos, con sesiones de caídas entre el 5 y el 7 por ciento, y alta volatilidad.
El tejido exportador nipón, un pilar que sostiene cerca del 40 por ciento del PIB, también se ha beneficiado en este periodo de la fuerte caída del yen, que ha pasado de cambiarse en diciembre en los 84 y 107 yenes con respecto al dólar y al euro, a la banda de los 100 y 131 actuales, respectivamente.
Este optimismo económico le ha dado el voto de confianza no solo del electorado, sino también de los empresarios.
«Creo que la valiente política de flexibilización monetaria unida a otros esfuerzos para superar la deflación y lograr la recuperación económica han cimentado este gran apoyo», detalló Hiromasa Yonekura, líder de la principal patronal, Keidanren.
No obstante, ahora se abre un periodo en el que Abe tendrá carta blanca para aprobar, sin oposición, medidas no tan populares como la anticipada subida de impuestos, aprobada por el anterior Gobierno, o la entrada del país en las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
«Japón afronta retos muy difíciles, como las reformas, el TPP o la subida de impuestos. Es imprescindible que tomemos decisiones para el futuro del país. Una economía sólida es esencial para la fortaleza nacional», aseguró el primer ministro nipón.
En este sentido, los mercados se mantienen a la espera de que el Gobierno apruebe mayores medidas para liberalizar sectores como el energético o el agrícola, aumentar la inversión y ampliar el gasto público de cara a mejorar la competitividad.