Se sienten menos que los demás por tener que depender del apoyo estatal
La mayoría de los beneficiarios de la asistencia social en Japón no participan en actividades de su comunidad por escasez de dinero y un sentimiento de vergüenza con respecto a su condición de dependientes del apoyo estatal, reveló una encuesta publicada por Mainichi Shimbun.
El 82,5 % «nunca» o «rara vez» participa en eventos comunitarios, mientras que el 69,5 % casi nunca –o nunca– asiste a bodas o funerales.
La mitad de los sondeados gasta como máximo mil yenes al mes en actividades recreativas o sociales. Hay quienes no gastan ni un yen.
Los beneficiarios de la asistencia social se aíslan y su condición los hace sentirse disminuidos a juzgar por algunos comentarios : “Me siente inferior a mis vecinos” o “he cortado relaciones con la gente debido a restricciones financieras”.
Las personas que subsisten gracias al apoyo estatal son minusvaloradas y hay sectores de la sociedad que consideran que no merecen el dinero que reciben, sin embargo –explica la Federación Japonesa de Instituciones Médicas, organización que llevó a cabo el estudio– son gente que no alcanza estándares mínimos de vida, sea desde el punto de vista económico, social o cultural. Su pobreza no se limita al aspecto económico, sino también a sus relaciones sociales.
La encuesta abarcó a 1.482 personas de 44 de las 47 prefecturas que tiene Japón. Más del 70 % eran personas mayores de 60 años.