Empresa eléctrica no previó intromisión de animales
El operador de la maltrecha central nuclear de Fukushima, Tokyo Electric Power (TEPCO), sospecha que el cortocircuito que causó esta semana la detención de los sistemas de refrigeración de la planta fue provocado por una rata.
Los operarios de la central encontraron una rata muerta y evidencias de marcas de quemaduras en el cuadro eléctrico afectado, que dota de energía a los sistemas de refrigeración de las piscinas de combustible gastado de los reactores 3 y 4, según las imágenes emitidas hoy por la televisión estatal NHK.
El apagón, ocurrido el pasado lunes, mantuvo detenidos hasta la medianoche del martes los sistemas para enfriar el combustible de las unidades 1, 3 y 4, dañados por el tsunami de 2011, lo que motivó la preocupación por el aumento de la temperatura de las piscinas.
«Nos llevará bastantes días hasta que la temperatura vuelva a normalizarse», aseguró el portavoz de TEPCO, Masayuki Ono, que confirmó que no habían previsto medidas para evitar que pequeños roedores o animales puedan acceder al panel eléctrico.
Ayer, miércoles, la temperatura del agua de las piscinas, que almacenan centenares de barras de combustible nuclear a altísima temperatura, se mantuvo en 31,8 grados centígrados en la piscina común que alberga combustible de diferentes unidades de fisión, 31 grados en la del reactor 4 y 17 grados en las de las unidades 1 y 3.
La cifra es entre 1 y 6,3 grados centígrados mayor que las registradas antes de producirse el apagón, que además afectó a nueve instalaciones, incluido un sistema para eliminar las sustancias radiactivas del agua.
A pesar del incidente, la temperatura de las piscinas de combustible gastado se mantuvo en todo momento en niveles seguros y no se detectó un aumento de la radiación en el entorno de la central.
El Gobierno japonés y TEPCO declararon a mediados de diciembre de 2011 que los tres reactores dañados se encuentran en estado de «parada fría», con temperaturas por debajo de los 100 grados centígrados.
Actualmente, más de dos años después de que se desató la crisis nuclear, la peor desde Chernóbil en 1986, cerca de 3.500 empleados trabajan en la planta para poder retirar el combustible dañado y desmantelar las unidades afectadas, un proceso que, según los expertos, puede llevar unas cuatro décadas. (EFE)
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