Japonés ganó el premio Pritzker, el Nobel de la arquitectura
Javier Picazo Feliú / EFE
El arquitecto japonés Toyo Ito ha coronado su brillante carrera profesional con el premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura, por su legado vanguardista de edificios de aspecto ingrávido inspirados en la naturaleza y perfectamente fusionados con el entorno.
Amante de la obra del español Antonio Gaudí, Ito, de 71 años, no solo es uno de los arquitectos más reconocidos del panorama internacional, sino que su personalidad es la de un genio humilde preocupado por aportar soluciones en momentos de necesidad.
Nacido el 1 de junio de 1941 en la Seúl ocupada por Japón, en un mundo inestable y violento marcado por la II Guerra Mundial, Ito ha apostado por un concepto urbanístico dotado de elementos naturales y pragmáticos, donde el cristal o la madera se maridan con el hormigón y el acero para crear espacios diáfanos de serena amplitud.
Así, de su inagotable imaginación nacieron obras como la Torre de los Vientos (1986), en Yokohoma, o la aplaudida y emblemática Mediateca de Sendai (2001), un inmenso edificio ubicado en esa ciudad del noreste nipón caracterizado por sus formas transparentes.
Para dar forma a sus sueños, Ito puso en marcha en Tokio en 1971 su primer estudio, Urban Robot (URBOT), antesala de su actual firma, «Toyo Ito & Associates» (1979), en la que se han formado grandes arquitectos como Kazuyo Sejima que, junto con Ryue Nishizawa del estudio SANAA, fue galardonado en 2010 con el Pritzker.
Graduado en 1965 en Arquitectura en la Universidad de Tokio, sus primeros trabajos en la capital nipona, la casa White U (1975-1976), que construyó para su hermana en una zona residencial del centro de la capital, y la premiada Silver Hut (1982-1984), ya anticiparon su capacidad innata para asombrar al mundo.
Su futurista espacio para espectáculos construido con madera y acero Cúpula de Odate (1993-1997), en la prefectura de Akita, encauzó su carrera y le valió también sendos reconocimientos por parte del Ministerio nipón de Educación, en 1998, y de la Academia de las Artes de Japón, en 1999.
Entre sus galardones se encuentran también el Gran Premio de la Unión de Arquitectos de Bulgaria (1997), el «Arnold W. Brunner Memorial» de la Academia Americana de las Artes y las Letras (2000), el León de Oro de la Bienal de Arquitectura de Venecia (2002) o el Praemium Imperiale (2010), máximo galardón a las artes en Japón.
Varias veces candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Ito recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 2009 en lo que sería su primer galardón en España, un país que cuenta con numerosos proyectos suyos, como las Torres Porta Fira de Barcelona (2004), el Parque de la Relajación de Torrevieja, actualmente paralizado, o el Parque de la Gavia en Madrid.
2011 marcó un punto de inflexión en la carrera del arquitecto nipón, que se volcó de lleno en las zonas devastadas por el tsunami que arrasó el noreste de su país, con proyectos como el «Hogar para todos», un edificio en el corazón de la zona golpeada por las olas y que le valió el León de Oro al mejor pabellón nacional en la pasada Bienal de Venecia.
El edificio, de diseño y materiales tradicionales e inaugurado en noviembre de 2012 en la localidad de Rikuzentakata, contó con la colaboración de arquitectos noveles y de los residentes locales, y fue concebido como un espacio de reunión para la comunidad afectada por la tragedia.
Miembro honorario de la Academia Internacional de Arquitectura (IAA) y del Instituto Japonés de Arquitectos (JIA), Ito nunca ha ocultado que otro de sus sueños es formar al mayor número posible de arquitectos, una idea que pone en práctica impartiendo seminarios y talleres en universidades de todo el mundo.
Con este objetivo, también trabaja en un pequeño museo en la isla de Omijima, en el Mar Interior de Japón, donde muestra su concepto de arquitectura a través de exposiciones y de talleres para jóvenes, bajo la premisa de que «cultivar a las personas puede ser más interesante que hacer edificios». (EFE)