Japoneses compraron más ropa, comida y dispositivos electrónicos entre octubre y diciembre
Andrés Sánchez Braun / EFE
La economía nipona retrocedió un 0,4 % el pasado trimestre y se mantiene en recesión, aunque evidencia ligeros signos de recuperación apoyada en el consumo interno y a medida que el panorama global muestra síntomas de mejoría, detalló el Gobierno.
La contracción del producto interno bruto (PIB) japonés por tercer trimestre consecutivo responde principalmente a una caída del 3,7 % entre octubre y diciembre de las exportaciones, que componen el 40 % de la economía nacional, debido a la desaceleración global.
Sin embargo, el Ejecutivo nipón confía en que su músculo exportador pueda recuperarse dada la mejora gradual que se aprecia las principales economías mundiales, como China y EEUU, sus principales socios comerciales.
En este aspecto, también puede contribuir la reciente depreciación de la divisa japonesa, algo que aumenta la competitividad de las grandes empresas exportadoras niponas e incrementa sus beneficios a la hora de repatriarlos.
Desde que en noviembre el primer ministro, Shinzo Abe, anunciara que iba a llevar a cabo una flexibilización monetaria mucho más agresiva que la de su antecesor, el yen se ha depreciado con el euro y el dólar en torno a un 25 y un 17 %, respectivamente.
No obstante, una declaración del G7 publicada esta semana subrayó la importancia de evitar el empleo de la política monetaria para modificar los tipos de cambio, algo que muchos han interpretado como una crítica velada al Gabinete Abe.
Esto podría encender el debate en torno a la llamada «guerra de divisas» en la reunión de responsables de finanzas del G20 que comenzará el viernes en Moscú, y frenar además la tendencia a la baja del yen.
Por su parte, el gobernador del Banco de Japón (BOJ), Masaaki Shirakawa, insistió en rueda de prensa que las medidas adoptadas por la entidad emisora no persiguen «modificar los tipos de cambio, sino superar la deflación a corto plazo».
Shirakawa recordó que el mes pasado el BOJ elevó su objetivo inflacionista interanual al 2 % y aprobó un nuevo programa de compra de activos financieros con el objetivo único de terminar con la espiral deflacionista de Japón, uno de los grandes obstáculos para que el país salga de la recesión.
El otro dato que alimentó las esperanzas tanto del Gobierno como del BOJ fue el del incremento del consumo en Japón en el último trimestre de 2012.
Entre octubre y diciembre del año pasado el consumo interno, que supone casi el 60 % de la economía japonesa, aumentó un 0,4 % con respecto al mismo periodo de 2011 gracias a que los japoneses compraron más ropa, comida o dispositivos electrónicos.
Sin embargo, la contracción del PIB viene a subrayar los importantes desafíos que encara el nuevo Gobierno conservador de Shinzo Abe para sacar a la tercera economía del mundo de la recesión.
«Aunque la economía se mantendrá débil de momento, se espera que se recupere gradualmente a través de la políticas de flexibilización del BOJ y de los efectos de las medidas económicas de emergencia», defendió Akira Amari, ministro de Estado de política fiscal en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
Entre esas medidas mencionadas por Amari destaca el presupuesto extraordinario propuesto para el presente ejercicio por valor de 13,1 billones de yenes (104.630 millones de euros) y que se prevé que el Parlamento apruebe próximamente.
Abe y sus ministros confían en que esta descomunal partida suponga un importante estímulo para el país, aún a riesgo de acrecentar la enorme deuda pública de Japón, la mayor del mundo industrializado.