Por Jorge Barraza*
De zurda, de derecha, de cabeza, de tiro libre, de penal, a fusilar, con toques suaves, por arriba, por abajo… De todas las formas posibles hace goles Messi.
De smoking, con chaleco, con terno clásico, con saco a lunares… Con todos los estilos de vestimenta recibe los Balones de Oro, Leo.
Lionel Messi perforó la corteza de la historia y se metió en ella definitivamente al ganar el Balón de Oro por cuarta vez consecutiva. Y tiene uno de Plata y otro de Bronce. Son seis años de un nivel excepcional de juego y con una regularidad nunca vista en ningún otro futbolista antes. Lo ayuda, desde luego, que casi nunca se lesiona. Y que juega en el Fútbol Club Barcelona. Él mismo lo admitió: “Tengo la suerte de estar en un equipo espectacular”. Por cierto, en un once menos calificado, lo suyo sería tal vez más heroico (como era lo de Maradona en el Napoli o en Argentinos Juniors), aunque tendría menos chances de golear y de ganar. Sabe mejor que nadie que juntos se potencian, el club catalán y él. Por eso quiere terminar su carrera allí, entre otros motivos. Y lo dijo: “Este año estuvo Iniesta en la terna, el año anterior fue Xavi; antes los dos juntos, eso demuestra la calidad de los compañeros que tengo”.
¡Qué tremendo…! ¡Cuatro Balones de Oro! Cómo será de notable el récord que cuando Fabio Cannavaro (antiguo ganador) extrajo el cartón con su nombre y lo pronunció, al propio Messi se le aflojaron las piernas, caminaba casi titubeante hacia el escenario y luego lo reconoció: “Esto es impresionante, estoy muy nervioso”.
Es que impresionantes son sus goles, y sobre todo, su juego. Sin duda, 2012 fue su mejor año, en el que se transformó en un jugador total, que arranca desde la media cancha y llega siempre a definir. Y frente al arquero, es muy difícil que se equivoque. Además, arma juego, asiste, colabora robando pelotas.
Pero, sobre todo, es un inconformista increíble. “Él quiere mejorar todos los días y lo que más le gusta en la vida es jugar a la pelota”, reconoció ayer su hermano Rodrigo en un video que pasaron en la misma gala del Balón de Oro de la FIFA. Y en una reportaje exclusivo de ESPN lo reconoció: “Quiero mejorar todo, cada año que empieza mi objetivo es crecer, no quedarme con lo que tengo; a lo que sé, agregarle más cosas y aprender lo que no sé”.
¿Cuál es su límite…? Es la pregunta que el fútbol se hace. Suponemos que la velocidad y el físico. Cuando ya no tenga esa ligereza notable con pelota dominada, cuando el cerebro le dé una orden al cuerpo y este no responda con la presteza y energía de hoy, se habrá marcado el límite. ¡Pero tiene aún 25 años…!
El récord de 91 goles no influyó en los votantes. La elección se cierra a mediados de noviembre y Leo estaba todavía lejos de superar a Müller. Influyó lo de siempre: todos los futbolistas del mundo y los entrenadores (que fueron jugadores antes) saben que hace cosas únicas, a una velocidad insólita y con un grado de oposición muy alto. Proezas técnicas y físicas que a ellos les están vedadas. Por eso lo votan.
Messi ganó con el convincente 41,6% sobre el 23,6 de Cristiano Ronaldo y el 10,9 de Iniesta. ¿Si está bien…? Es indiscutiblemente el mejor del mundo, ha tenido un año espectacular y, sobre todo, enriqueció notablemente su juego.
Javier Macherano, su compañero en Barcelona y en la Selección Argentina, dio hace poco en la tecla: “Él no pierde nunca el eje de lo que debe hacer, que es jugar. Todo lo externo no lo contamina”. Y eso también lo refrendó Leo en la entrevista con ESPN. “Trato de mentalizarme para cada partido y jugar como siempre lo he hecho”. Es decir, su objetivo ahora está puesto en el próximo domingo, no más allá.
“Me gusta más conseguir títulos grupales que individuales”, agregó el crack rosarino. Por eso está decidido como nunca a ganar esta Liga Española, la sexta suya, y por eso pondrá lo máximo para obtener su cuarta Champions League. Pero si bien los títulos ayudan, este es un premio individual, no grupal. No podía premiarse a Iniesta por la Eurocopa que ganó España. Sobre todo porque no fue determinante. Y porque no es el objetivo del premio. No es un galardón con carácter compensatorio. Es para elegir al mejor de cada año. E Iniesta no lo fue.
Y tampoco le cerraban bien las cuentas a Cristiano: sólo ganó la Liga Española. Tampoco Messi tuvo año esplendoroso en materia de conquistas, pero logró la Copa del Rey y el Mundial de Clubes 2011, que se incluye porque quedó fuera de la elección anterior.
O sea, Iniesta los aventaja ligeramente por la Eurocopa, pero pierde en la valoración individual: sin duda es menos jugador que los otros dos. Y entre Messi y Cristiano tampoco hay comparación posible.
Por muchos años se dijo que no había vuelto a surgir un Di Stéfano, un Pelé, un Maradona, un coloso de esos que instauran una era. Ya no queda un átomo de duda: esta es la Era Messi.
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.