Copos de nieve, coloridas bolas, luces y escenas típicamente navideñas se han colado en los escaparates de ciudades como Tokio, Nueva York, Londres o Berlín, dando la bienvenida a la Navidad y tratando de atrapar la atención del ansiado consumidor.
Los comerciantes que más empeño han puesto en la decoración han sido los de Tokio, lo cual es bastante curioso ya que Japón no reconoce la Navidad como día festivo. El mejor ejemplo es el céntrico barrio de Ginza, donde las grandes firmas intentan atraer las miradas de peatones y turistas con distintas fórmulas.
Las más espectaculares este año han sido la sede de Mikimoto, que ha desplegado un año más su famoso «XMAS tree», decorado por el escaparatistas Chie Kawai, y la relojera Cartier que ha apostado por envolver su elegante edificio con un gigantesco lazo rojo.
Sea cual sea la propuesta, la noche del 25 al 26 de diciembre todas las referencias navideñas tokiotas serán rápidamente sustituidas por elementos propios de «oshogatsu», el Año Nuevo Japonés, que se celebra el 1 de enero.
Otra de las ciudades que se ha engalanado para recibir puntualmente la Navidad ha sido Berlín, que ha decorado sus escaparates con las típicas bolas, lucecitas, paquetes envueltos en papel de vivos colores y figuras de Papa Noel.
Las lujosas avenidas de Kurfürstedamm o Kudamm, o la céntrica Tauenzienstrasse, y las vías aledañas han sido decoradas, y la ciudad ha instalado el mercado navideño cercano a la iglesia Kaiser Wilhem Gedächtniskirche, con gran ambiente festivo.
Los comercios berlineses tratan de atraer a sus clientes con el aire navideño en sus escaparates, unos de forma más discreta que otra, pero también con alguna que otra jugosa rebaja.
Otro ejemplo europeo es el de Londres, la capital más consumista del continente, que hace gala un año más de su entrega a la Navidad con la decoración de sus principales ejes comerciales de Oxford y Regent, mucho más concurridas en estas fechas señaladas.
Con menos espectacularidad que otros años, los comercios han apostado por decoraciones sencillas pero efectivas basadas en bolas, árboles, campanas, regalos y el típico «Merry Christmas».
Si grandes almacenes como John Lewis, Debenhams o Selfridges tiene más luces de lo habitual con sus majestuosas fachadas iluminadas; pequeños comercios como la tradicional tienda Hacketts en Regents ha instalado una réplica del Big Ben, mientras la tienda de calzado Clark ha colgado zapatos de los árboles de navidad de su escaparate.
Aunque la ciudad por excelencia de la Navidad es, sin duda, Nueva York, donde los escaparates navideños de grandes almacenes y tiendas conquistan a turistas y autóctonos, y donde existe una competencia informal entre los principales almacenes por tener el escaparate más bonito de la temporada.
El fenómeno es especialmente intenso en la Quinta Avenida, en el tramo entre el Rockefeller Center y Central Park, donde resulta difícil circular por la acera en ciertas horas del día.
Los almacenes de lujo Barneys han hecho una campaña llamada «Electric Holiday» con los clásicos personajes de Disney como protagonistas en escenas relacionadas con el mundo de la moda, que muestran, por ejemplo, a Minnie Mouse viendo un desfile de moda en París.
Macy’s y Bloomigndale’s se han inspirado en el mundo de los cuentos, de modo que cada ventana de escaparate es una historia abierta en la que los viandantes pueden observar a los personajes de la historia en movimiento.
Los escaparates de la Gran Manzana son una forma de arte que requieren decenas de artesanos. Tanto es así, que Linda Fargo, escaparatista de Bergdorg Goodman, señaló a Efestilo que ellos no se preocupan «de que la mercancía se venda, sino del arte».