Actualmente representan casi el 25 por ciento de la población total
Javier Picazo Feliú / EFE
Japón celebró el lunes la festividad del Día del Respeto a los Ancianos con el récord de más de 30 millones de habitantes por encima de los 65 años, el 24,1 % del total de su población, ante la preocupación del Gobierno y el interés de las empresas en este lucrativo sector.
El número de japoneses mayores de 65 años se situó este año en los 30,74 millones, la mayor cifra de su historia, y un 0,8 % mayor que la del año anterior tras haberse incrementado en 1,02 millones más.
El envejecimiento de la población es uno de los grandes problemas para el futuro de Japón, un país en el que cerca del 40 % de sus ciudadanos serán mayores de 65 años para el año 2060, según un estudio oficial difundido este año por el Instituto Nacional de Población y Seguridad Social.
El incremento del número de mayores presenta un difícil escenario para el sistema de seguridad social de la tercera economía mundial, que deberá poder garantizar la fortaleza de su sistema sanitario y de pensiones ante la caída de la edad productiva.
Ante este panorama, a primeros de septiembre el Gobierno anunció un plan para aumentar la tasa de empleo en el rango de entre los 60 y los 64 años hasta el 63 %, impulsar el acceso laboral a los jóvenes y facilitar la natalidad.
«La gente mayor necesita trabajar para vivir. Trabajar hasta los 65 años me parece algo natural porque además creo que eres perfectamente capaz de hacer bien tu trabajo», aseguró a Efe Fumio Kawamura, de 63 años, empleado de mantenimiento en un edificio de oficinas en Tokio.
A Fumio le ascendieron este año aunque mantiene su régimen de horario por turnos, con días en los que tiene que quedarse de guardia toda la noche en la oficina y otros en los que cubre las horas del día, algo muy duro debido a su delicado estado de salud.
«Espero con ganas el tiempo libre que me espera en la jubilación», añadió Fumio, que en sus horas libres estudia español, con la esperanza de poder viajar cuando deje de trabajar.
Japón aprobó recientemente una subida de impuestos destinada, en parte, a reforzar el sistema de seguridad social, y con la que ha elevará progresivamente el impuesto sobre el consumo desde el 5 al 10 % para el año 2015.
Las medidas servirán para poder garantizar la asistencia médica a domicilio a los cerca de 290.000 ancianos que la necesitarán en 2025, una cifra muy superior a los 170.000 de este año, detalló el Gobierno.
A pesar de ser uno de los países de mayor esperanza de vida del mundo, han aumentado las enfermedades como la demencia senil, que se ha duplicado en el país en los últimos diez años hasta los 3,05 millones de casos de este año, lo que supone uno de cada diez ancianos, según datos del Ministerio nipón de Sanidad.
Muchas empresas han adaptado sus productos a este segmento de la población, que en general cuenta con un importante poder adquisitivo, y cuyo consumo generó más de 100 billones de yenes (más de 973.000 millones de euros) en 2011, cerca del 44 % del total del consumo de Japón, según datos de la aseguradora Daiichi.
Uno de los sectores que más ha evolucionado ha sido el tecnológico, sobre todo el mercado de los robots de asistencia, un apartado que se estima crezca en los próximos 25 años hasta los 4,9 billones de yenes (cerca de 47.700 millones de euros).
Robots de limpieza doméstica, «mascotas» terapéuticas capaces de interactuar con su dueño o trajes robóticos para mejorar la movilidad, son algunos de los principales productos para la tercera edad nipona.
La operadora de telefonía móvil líder del sector en Japón, Docomo, ha lanzado aparatos especialmente diseñados para mayores, como la serie de smartphones «Raku-Raku» (cuya traducción en japonés es «cómodo» o «fácil»), y que cuenta con pantalla táctil e iconos simples y mucho más visibles.
Además, ha creado aplicaciones para sus teléfonos inteligentes como el Shabette CONCIER, que permiten el reconocimiento de voz y simplifican la tarea de llamar o buscar información en internet.