Gobierno japonés debe flexibilizar su política laboral, afirma la OCDE
Hoy la situación laboral de los jóvenes japoneses es precaria. Para impedir que a Japón le ocurra lo que a gran parte de Europa, aquejada por una alta tasa de desempleo juvenil, el país tiene que reevaluar su política laboral con respecto a los empleados a tiempo completo, advierte el diario Nikkei.
El caso de una joven de 26 años puede ser muy ilustrativo. Tras tres años de trabajo en una compañía alimenticia, esta dio por finalizado su contrato temporal, pero no por un mal desempeño. “Lo sentimos, pero no podemos despedir a nuestros trabajadores regulares”, le dijeron.
La joven asegura que a pesar de trabajar con más ahínco que los empleados a tiempo completo, y de que no importa cuánto se esfuercen, los primeros en ser despedidos son los trabajadores temporales.
Alrededor de una quinta parte de la población laboral de 15 a 34 años en Japón no es regular.
Su situación contrasta notoriamente con la de los empleados a tiempo completo de muchas grandes empresas, quienes disfrutan, por ejemplo, de trabajo seguro hasta los 60 años y salarios basados en la antigüedad.
El empleo a perpetuidad fue, en otros tiempos, una ventaja para las empresas japonesas. Sin embargo, hoy impide que estas puedan contratar a gran número de jóvenes que recién entran al mercado laboral.
Por ley los trabajadores regulares no pueden ser despedidos antes que los temporales.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha recomendado varias veces al gobierno japonés que tome medidas para reducir la disparidad que existe entre los trabajadores regulares y los no regulares. Para la OCDE, Japón debe flexibilizar la protección que brinda a los empleados a tiempo completo.
Entre los 34 miembros de la OCDE, Japón es el país que impone mayores restricciones al despido de trabajadores. Aunque el Código Civil japonés establece que tanto el empleado como el empleador pueden rescindir el contrato que los vincula, en la práctica, salvo que la empresa tenga razones de peso, como una amenaza de quiebra, no puede echar a sus trabajadores.
Un joven de 30 años que renunció a NEC para sumarse a una compañía extranjera se queja de la rigidez de la estructura laboral de las empresas japonesas. No habría dimitido si NEC hubiera tomado medidas con respecto al “improductivo personal de mediana edad” y contratado a trabajadores jóvenes, recalca.
Si Japón no introduce cambios, advierte Nikkei, podría atravesar por la misma situación que hoy padece España, que tiene una tasa de desempleo de 50 por ciento entre los jóvenes de 25 años o menos.
El ejemplo contrario es Dinamarca, que tiene las normas más flexibles para el despido de trabajadores entre los países de la OCDE. La tasa de desempleo juvenil en el país escandinavo es de 14 por ciento, por debajo del promedio de la Unión Europa (22,5 por ciento).
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