«El mismo sol, el mismo mar» narra historia del colegio José Gálvez, fundado por inmigrantes
El libro titulado «El mismo sol, el mismo mar» resalta la importancia que han tenido los japoneses en el puerto del Callao, en Perú, a donde empezaron a llegar en 1899 para huir de la crisis y la guerra en su país y progresar como comerciantes, aseguró a Efe su autor, Mario Aragón.
El libro, que se puso a la venta esta semana, repasa el rol de la inmigración japonesa a Perú a través de la historia del Colegio Peruano Japonés José Gálvez Egúsquiza, fundado en 1926 con el nombre de «Callao Nihonjin Shougakkou» por japoneses y sólo para hijos de japoneses.
«En principio estudiaban solo en japonés porque querían educar a sus hijos con unos principios y valores típicamente nipones en vistas a un regreso a su tierra natal», explicó Aragón, quien también ha constatado la influencia del ‘haiku’ como género poético que es utilizado hasta la actualidad por muchos autores del Callao.
Aunque los japoneses están ahora presentes en todo Perú, Aragón quiso subrayar sus primeros pasos dados en el puerto del Callao, el punto de entrada al país de la migración nipona.
Recordó, además, que ahí «muchas familias fueron perseguidas en la Segunda Guerra Mundial» para deportarlos a Estados Unidos, «pero las que quedaron progresaron como comerciantes».
El libro incluye un artículo escrito por el expresidente de la Asociación Peruano Japonesa César Tsuneshige quien relata la ubicación que, en su infancia, tenían cada una de las familias niponas que habitaban el Callao, así como los negocios que ostentaban, entre los que abundaban lecherías, ferreterías y lavanderías.
Era una época en la que los japoneses «dominaban buena parte de la economía de la ciudad», se aliaron con los inmigrantes italianos del barrio de Chucuito para compartir su experiencia en la pesca y enseñaban a sus hijas a tocar el «koto», un instrumento musical de cuerda típico de Japón. (EFE)