Actor Koshiro Matsumoto lleva más de 40 años interpretando a Don Quijote
Yoko Kaneko / EFE
El musical «El Hombre de la Mancha» cumple este domingo 1.200 representaciones en escenarios japoneses de la mano del actor Koshiro Matsumoto, quien tras más de 40 años en la piel de Don Quijote se muestra agradecido por un personaje que, asegura, le ha enseñado el valor de «los sueños imposibles».
«Tengo un sentimiento especial hacia esta obra. Su representación siempre ha coincidido con grandes acontecimientos en mi vida, como los nacimientos de mis hijos», explica en entrevista con Efe el actor y productor de este musical.
Y es que las últimas cuatro décadas de la vida de Matsumoto, una de las grandes figuras del teatro tradicional japonés kabuki, han estado muy entrelazadas con esta obra, que llegará a su función 1.200 el mismo día en que el actor cumple 70 años.
Sentado en su camerino, Matsumoto resta importancia a que sus representaciones de Don Quijote hayan alcanzado este número: «Me preocupa más cuántas veces he podido lograr la mejor interpretación durante estos años», comenta con semblante severo.
El veterano actor fue nombrado en mayo de 2005 hijo predilecto de Castilla-La Mancha por el mérito de haber protagonizado el musical en los escenarios japoneses durante décadas, y ese mismo verano viajó a España para visitar los lugares relacionados con el Quijote.
Allí comprendió la importancia de alcanzar los sueños verdaderos y de tener la voluntad necesaria para cumplir los objetivos de la vida, explica con tono y gestos que dejan traslucir su espíritu de actor.
El musical, en el que Matsumoto encarna durante dos horas y media a Alonso Quijano y Don Quijote, llegó en 1969 a Japón gracias a su padre, el también actor de kabuki Hakuo Matsumoto, quien tras verlo en Broadway decidió llevarlo al país asiático interpretado por su hijo, que contaba entonces con 26 años.
En 1970 el joven artista, recién casado, fue invitado a Nueva York junto con su esposa para un festival de teatro sobre El Quijote en el que durante dos intensos meses y medio hizo 60 actuaciones en inglés como protagonista de la obra.
Matsumoto recuerda cómo aquellos días «agotadores» dominados por la obra de Cervantes estuvieron marcados por una carta que recibió de su familia, en la que su padre, poco dado a las expresiones de cariño, le enviaba por primera vez un elocuente mensaje con grandes letras: «Confío en ti».
Estas palabras resultaron especialmente emotivas para el actor, que debutó en el escenario de kabuki con solo tres años y que, a causa de una agenda repleta de ensayos y clases escolares desde su infancia, solo veía a su padre en el camerino antes de las actuaciones.
Matsumoto, que alterna «El Hombre de la Mancha» con otras obras y papeles en cine y televisión, explica que ahora, tras más de cuatro décadas, ha logrado hacer «automático» el cambio de registro que supone pasar de un kabuki a un musical.
Pero al principio «no era fácil», explica a Efe con el gesto de quien intenta mover con dificultad una palanca de cambios: «Del ka-bu-ki al mu-si-cal», enfatiza.
Matsumoto, con una amplia trayectoria, cree que los artistas de kabuki, formados para bailar, cantar y actuar, deben estar preparados para hacer «bien» todo tipo de papeles.
Para él, lograr la actuación perfecta es casi «un milagro», ya que se necesitan muchos factores que implican tanto a los actores como a los espectadores, afirma.
Que la obra de Don Quijote está muy ligada a su vida personal es evidente cuando sale al escenario con sus dos hijas, Kio Matsumoto (que recibió su nombre por su semejanza fonética con «Quijo» en homenaje al personaje de Cervantes) y Takako Matsu.
La primera interpreta a Antonia Quijano, mientras la segunda hace el papel de Aldonza Lorenzo/Dulcinea del Toboso durante esta temporada, que se prolongará hasta el 25 de agosto en el Teatro Imperial de Tokio.