El disidente ciego Chen Guangcheng partió hoy de Pekín junto con su familia rumbo a Nueva York, después de más de cuatro semanas de protagonizar una novelesca escapada ayudado por grupos de activistas, culminando así un controvertido capítulo para la diplomacia china.
El activista chino partió a EE.UU junto a su esposa Yuan Weijing y sus dos hijos (una hija y un hijo), y en compañía de oficiales estadounidenses, en un vuelo de United Airlines a las 17.47 hora local (09.47 GMT), casi cuatro horas después de lo esperado, indicaron fuentes aeroportuarias a las que tuvo acceso Efe.
Horas antes de que se produjera su marcha, Chen manifestó en una conversación telefónica, según informó hoy el «South China Morning Post»: «Estoy en el aeropuerto. No tengo pasaporte. No sé cuándo saldré. Creo que iré a Nueva York».
Durante ese tiempo de incertidumbre, en el aeropuerto de la capital china Efe pudo observar la presencia de policías y oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, como una confirmación que el disidente estaba a punto de dejar el país poniéndole punto final a su escapada.
Mientras Chen estaba a la antesala aeroportuaria, el responsable de ChinaAid, Bob Fu, en un comunicado difundido hoy en su página web anotó: «ChinaAid y la familia de Chen estamos profundamente agradecidos por la ayuda incansable de la comunidad internacional, incluyendo los esfuerzos de la embajada de Estados Unidos y el Congreso estadounidense».
«Chen también quiere agradecer al Gobierno chino porque ha cumplido una de sus promesas al dejarlo ir a él y a su familia», añadió Bob.
Invidente desde los 5 años, Chen fue visitado el 16 de mayo en el centro hospitalario de Chaoyang por funcionarios de la Oficina de Seguridad Pública de su provincia, Shandong (centro), quienes le llevaron los formularios para que tanto él como su familia más cercana solicitaran los pasaportes.
Ese primer paso dado por el régimen comunista para dejar marchar a Chen se produjo un día después de que EE.UU. anunciara que ya tenía listo los visados y que podrán trasladarse a ese país una vez recibido el permiso de las autoridades chinas.
Chen, que consiguió escapar del arresto domiciliario en el que vivía desde hace año y medio burlando la seguridad de su casa en la ciudad de Nankín, la noche del 21 de abril, llegó a Pekín con la ayuda de amigos activistas para refugiarse durante seis días en la Embajada de EEUU en Pekín.
Durante su huida a Pekín, en la que tropezó y llegó a caerse más de 200 veces, Chen se rompió una pierna.
«Me están tratando la pierna, por lo que no puedo bajar de la cama, pero el problema está básicamente controlado», relató el activista a Efe, más relajado después de su huida, desde su dormitorio del hospital pequinés en semanas pasadas.
El enfrentamiento entre las autoridades y Chen comenzó en 2005, cuando el abogado sacó a la luz los programas de abortos y esterilizaciones forzadas practicados por las autoridades chinas contra campesinos en su provincia como parte de la política de «hijo único» vigente en el país.
Su caso originó un conflicto diplomático entre EE.UU. y China hasta que lograron un acuerdo durante la visita a Pekín de la Secretaria de Estado, Hilary Clinton, a principios de mayo en el marco de la celebración de un Foro Económico bilateral.
Desde el pasado 15 de diciembre alcanzó especial dimensión internacional cuando el actor estadounidense Christian Bale intentó visitarle sin éxito ayudado por un equipo de la cadena de televisión CNN.
Por otro lado, mientras que el abogado ya ha partido feliz rumbo a EE.UU., familiares suyos como su hermano mayor, Chen Guangfu, o su sobrino Chen Kegui continúan sufriendo las represalias por su escapada.
La organización de derechos humanos China Human Rights Defenders (CHRD), denunció esta semana que Chen Guangfu fue sometido a horas de tortura tras ser detenido la noche en que se escapó el disidente ciego.
Mientras que Chen Kegui (hijo de Chen Guangfu) continúa detenido por intento de homicidio ya que salió con un cuchillo «para defenderse» en la noche en que se dieron cuenta de que su tío no estaba en casa, según explicó antes el propio Chen Kegui.
Tras la partida de Chen Guangcheng, la suerte de su hermano y sobrino continúan inciertas, en tanto que sus abogados han explicado que aún no tienen el permiso para verlos y otros leguleyos que intentaron defenderlos anotaron que fueron amenazados.
La feliz partida de Chen recuerda otro de los casos más sonados en China, el de Fang Lizhi, uno de los líderes de las protestas de Tiananmen en 1989 (fallecido el pasado 6 de abril en EE.UU.), quien un día después de la matanza del 4 de junio entró en la Embajada estadounidense para solicitar asilo y vivió en ella durante 12 meses y 10 días.
Finalmente, en 1990, Fang y su esposa fueron autorizados a salir de China, en un avión de las fuerzas aéreas estadounidenses, tras negociaciones entre el entonces máximo líder chino Deng Xiaoping y el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, enviado especial del entonces presidente George Bush.
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