A pesar de haber transcurrido más de un año desde la catástrofe del 11 de marzo, en la ciudad de Rikuzentakata, en la prefectura de Iwate, no se perciben señales evidentes de recuperación. Aún permanecen montañas de escombros por removerse.
Antes del tsunami, en la ciudad había un bosque con millares de pinos, considerado como uno de los cien paisajes más bonitos de Japón.
Takada Matsubara era un balneario que además de contar con pinos, tenía campo de béisbol, museo y hotel, entre otros atractivos. Una carretera atravesaba el balneario de una punta a otra y tenía tiendas y restaurantes, convirtiendo el lugar en una de las principales zonas comerciales de la ciudad.
El tsunami arrasó con todo. Solo sobrevivió un milagroso pino (de 70 mil que había), símbolo de la resistencia ante la adversidad e inspiración para los supervivientes de la tragedia. El pino fue bautizado como «Ippon Matsu» y durante año cumplió su función de icono.
Los habitantes de Rikuzentakata luchan contra muchos problemas para reconstruir su ciudad. Los más graves son la escasez de recursos y la incertidumbre con respecto a algunas zonas, que probablemente no podrán ser urbanizadas nuevamente.
La situación es tan difícil que se contempla la posibilidad de que la ciudad sea absorbida por otra. Además de los casi 1.800 muertos, la población sigue decreciendo ante la migración de sus habitantes en busca de trabajo y mejores condiciones de vida.
El Ippon Matsu murió, pero su espíritu continúa infundiendo fuerzas a los supervivientes que sueñan con recuperar su ciudad y plantar 30.000 pinos. (Texto: Dario Mogi / Fotos: Helio Shinohara / International Press)
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