Científico español destaca en Japón rápidos avances para entender el envejecimiento humano

Quizá algún día se pueda alterar el proceso mediante el uso de compuestos químicos, afirma

Las investigaciones para entender y «quizá alterar» los procesos de envejecimiento humano se mueven «muy, muy rápido», aunque una aplicación práctica aún «queda lejos», según destacó el científico español Juan Carlos Izpisúa durante un foro en la ciudad de Yokohama.


Izpisúa, director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, intervino en un seminario en el marco del Foro BioJapan 2011, donde explicó los avances logrados tanto en el centro catalán como en el laboratorio de Expresión Genética del Instituto Salk (EEUU) del que es responsable.

«Envejecer es el mayor factor de riesgo para muchas enfermedades», subrayó el científico, que recordó que para el año 2025 habrá unos 1.200 millones de personas mayores de 65 años en el mundo.

«Si se quiere entender el envejecimiento de los humanos, hay que investigar en humanos» porque a menudo los resultados en animales «no son trasladables», señaló Izpisúa, quien recalcó el importante papel que tienen en estas investigaciones las llamadas células iPS (células madre de pluripotencia inducida).


Éstas, descubiertas por el científico nipón Shinya Yamanaka, son células madre generadas sin destruir embriones y utilizadas para experimentar en el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, donde se ha desarrollado un modelo de investigación sobre el envejecimiento a partir del llamado síndrome Hutchinson-Gilford.

Esta enfermedad causa envejecimiento prematuro por la acumulación de una proteína, la progerina, y la investigación con células iPS supone que podría lograrse «un modelo único para estudiar patologías de envejecimiento humano prematuro», destacó Izpisúa ante un público entre el que se encontraba el propio Yamanaka.

El científico, uno de los más relevantes del mundo en biología del desarrollo y medicina regenerativa, detalló a Efe tras el seminario que la meta es «entender los procesos básicos del envejecimiento y, quizá, ser capaces de alterarlos, por ejemplo mediante el uso de determinados compuestos químicos».


Pese a la rapidez con la que se están produciendo avances en los laboratorios «tenemos que ser muy cautos», insistió, porque «estamos lejos de que estos experimentos tengan una aplicación práctica, en la clínica diaria, en los enfermos reales».

«Cuando estamos enfermos nos agarramos a un clavo ardiendo y pensamos que lo que oímos va a tener aplicación inmediatamente. Mucha gente incluso se aprovecha de esa esperanza, y hay casos realmente criticables», advirtió, en referencia a ensayos en personas con células «que pueden llegar a causar más problemas que soluciones».


Izpisúa admitió que no se atreve a «poner una fecha» para la aplicación de sus descubrimientos, pero «tenemos que tener la esperanza de que esto puede servir para algo y no quedarse en una curiosidad de laboratorio».

La participación de Izpisúa tuvo lugar en la jornada de clausura del Foro, que contó con la participación de investigadores y unas cuatrocientas empresas del sector de todo el mundo.

España, cuyo sector farmacéutico representa el 20 por ciento de las exportaciones totales a Japón, estuvo presente con un pabellón de Asebio, la Asociación Española de Bioempresas, que agrupa a más de 160 firmas, asociaciones, fundaciones, universidades y centros de investigación. (EFE)

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