El ejemplo de los padres perdura en los hijos. Eso lo estamos viendo en la segunda generación de los inmigrantes latinos que hace 20 años llegaron a Japón, dice la psicóloga Aráuz.
Por la psicóloga Irma Aráuz*
Ya pasaron un poco más de 20 años de la llegada de los primeros grupos de inmigrantes latinoamericanos a Japón. Con toda la historia que ya conocemos los que vivimos aquí desde hace muchos años, ahora esa generación ha dado paso a la segunda. Los hijos de los primeros en llegar ya están casados algunos y tienen hijos. El ejemplo de los padres se enseñe o no se enseñe perdura y, queda demostrado aquí con la siguiente consulta:Consulta: “… Hace muchos años cuando tenía 5 años mis padres la consultaron porque yo decía mentiras. Yo no lo recuerdo bien ni mis mentiras, pero se me quedó grabado que cuando tenemos problemas hay que recurrir a alguien para que nos ayuden. La verdad no recuerdo que pasó después de verla pero ahora que ya me casé y tengo un niño de 6 años que va en 1º.de primaria me acordé de usted ya que él últimamente dice mentiras. ¿Decir mentiras se hereda? Me gustaría saber ¿por qué los niños dicen mentiras?”
Respuesta: Ante todo ¡felicidades! Me da mucho gusto que me recuerdes y que te atrevas a pedir ayuda, eso habla muy bien de ti como padre y heredero de una cultura en la que el amor y la comunicación en la familia es importante.
Contadas son las personas que nunca han dicho mentiras, y los adultos a menudo decimos “mentiritas blancas” para disculparnos o para evadir una responsabilidad. Lo curioso es que nos enfurecemos cuando los hijos las dicen. Las mentiras en sí no son una falta grave , pero sí un síntoma de algo no anda bien. Algunas son intrascendentes, otras requieren que nosotros como padres hagamos algunos cambios en nuestra propia conducta o en la forma en que abordamos el probema. Sin embargo, cuando un niño miente a menudo y sin necesidad hay que ir un poco más allá para atacar la causa y no el síntoma. Depende del tipo de mentira, las medidas correctivas varían de acuerdo a cada caso.
1. No distinguen la verdad de la mentira. Para los niños de 5 o 6 años, la verdad no existe como tal. Perciben el mundo de una manera diferente a los adultos y aunque digan algo que para nosotros es mentira, para ellos no lo es. Más que reprenderlo, entiéndalo porque aún no diferencia lo que es realidad o imaginación.
2. Fantasías y sueños. Muchas veces dicen mentiras que son producto de sus fantasías y es frecuente entre los 6 y 9 años de edad. En esta etapa los heroísmos y las exageraciones para impresionar a los demás son parte de la vida diaria de los niños. Decirle que no sea mentiroso, no le hará cambiar su conducta pero sí hacerlos sentir mal. Trate de comprenderlo y no lo juzgue ni menosprecie.
3. Llamar la atención. Si los niños se sienten ignorados y que no se les reconocen sus buenos actos, es posible, que inconscientemente, sientan que hacer algo malo como decir una mentira pueda llamar la atención.
4. Mal ejemplo de los padres. Muchas veces los niños mienten por nuestro ejemplo: “si hay una llamada, digan que no estoy”. Esta es la mejor manera de enseñarles que decir mentiras es una forma de salir del paso, salir de algún aprieto o evadir alguna responsabilidad.
5. Miedo al castigo y demasiadas prohibiciones. Una razón es cuando los padres o tutores son demasiado estrictos, entonces, el niño no va a querer decir la verdad cuando sabe que hacerlo le va a acarrear graves problemas. También cuando los padres exigen y prohíben demasiado, los niños recurren a las mentiras para salir con los amigos.
6. Baja autoestima e inseguridad. Este es el más preocupante de los casos. Cuando los niños dicen mentiras frecuentemente y sin razón, estamos ante un niño inseguro, que miente porque se siente inferior y quiere convencer a los demás de que valen tanto como los otros. En este caso no lo regañe por ser “mentiroso”, no lo rotule y sí concéntrese en lo positivo de él y recalcarlo cada vez que pueda.
¡Ánimo y adelante!
*La psicóloga Irma Aráuz atiende directamente en el teléfono 090-2553-3307 y en el e-mail consultasairma@live.com.ar.
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