La soledad es el principal enemigo de los evacuados. Aumentan suicidios en Fukushima
Una mujer de 86 años tuvo que abandonar el que había sido durante más de tres décadas su hogar, en Hirono, a 25 kilómetros de la averiada planta nuclear Fukushima Daiichi.
Ahora vive en un hotel en Iwaki y se siente sola y desamparada. Su esposo murió hace cinco años. Cada noche toma pastillas para dormir, pero no funcionan. Cada hora se despierta.
Por lo menos una vez al día la anciana piensa en suicidarse. «Tal vez sería mejor morir», confiesa. «Pero yo quiero morir en Hirono», añade.
Los casos de depresión y alcoholismo están aumentando entre los refugiados, revela Asashi Shimbun en un reportaje.
Un equipo de especialistas en salud mental de la prefectura de Kyoto atendió a 262 personas en siete centros de evacuación hasta julio.
De acuerdo con los expertos, 51 de los refugiados (el 19.5 por ciento) sufren de depresión reactiva (que surge como respuesta a un hecho negativo).
Toru Ishikawa, presidente del Tohokukai Medical Hospital en Sendai, afirma que los sobrevivientes se han vuelto más susceptibles a la depresión y el alcoholismo desde que se mudaron a viviendas temporales debido a que muchos de ellos viven solos.
«Se necesitan enfermeras que puedan escuchar continuamente a las mismas personas durante un período prolongado, pero hay una escasez de enfermeras en las áreas de desastre», anota Ishikawa.
El estrés postraumático constituye también un problema.
Un hombre de 59 años, residente de Kesennuma (Miyagi), se salvó del tsunami al huir por un puente, que luego se derrumbó. El sobreviviente fue testigo de cómo una mujer era engullida por las olas.
La mujer lo persigue en sus sueños. “No puedo dormir por el miedo”, confiesa.
El hombre muchas veces se despierta gritando en el centro de evacuación donde vive actualmente.
En un hospital en Iwaki, especializado en atención psiquiátrica, el número de nuevos pacientes aumentó un 20 por ciento después del terremoto.
En la prefectura de Fukushima, los suicidios entre mayo y junio aumentaron un 20 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior.
Muchos damnificados se refugian en el alcohol para escapar de la soledad y la desesperación.
Un evacuado, que ocupa solo una vivienda temporal en Ofunato (Iwate), tiene en su habitación una foto de su fallecida esposa y sus hijos que viven lejos de él. El hombre de 73 años empieza a beber en las mañanas. No sabe qué hacer con su vida.
Hitoshi Maesato, director del departamento de psiquiatría del centro de alcoholismo Kurihama, revela que ocho de cada 20 evacuados tratados por ellos tiene problemas con el alcohol.
«Aquellos que comienzan a beber en la mañana requieren ser hospitalizados», afirma.
Sachio Matsushita, subdirector del centro, subraya que la principal causa de la depresión y la adicción al alcohol es la soledad.
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