En Tokio se promocionan alimentos de las zonas afectadas
Los primeros aviones comenzaron a aterrizar en el aeropuerto de Sendai, golpeado por el tsunami de hace más de un mes, como símbolo de una normalidad que aún avanza lentamente, sobre todo en la central nuclear de Fukushima.
Las constantes réplicas no permiten un momento de relajación a los cientos de miles de damnificados por el terremoto de 9 grados del 11 de marzo, que ha dejado más de 13.300 muertos y 15.148 desaparecidos.
El devastador tsunami hizo que el Gobierno de Japón revisase a la baja, por primera vez en seis meses, su evaluación de la economía del país, especialmente en la potente industria exportadora, aunque confió en que el impacto sea solo a corto plazo.
El ahorro energético, las fábricas dañadas y los problemas de radiactividad en las zonas cercanas a la central nuclear de Fukushima Daiichi están lastrando a las empresas japonesas y también al sector primario, que como los agricultores intenta recuperarse de la desconfianza entre los consumidores.
Después de elevar la gravedad del accidente de Fukushima al máximo de 7, el mismo nivel que el de Chernóbil, el Gobierno japonés prohibió la distribución de una clase de setas japonesas (shiitake) procedente de algunas zonas cercanas a la central nuclear.
El veto supuso un nuevo revés para una zona altamente dependiente de la agricultura, que en las últimas semanas ha visto caer en picado la demanda de sus productos ante la alarma por la contaminación radiactiva, que alcanza a localidades a más de 30 kilómetros de la central.
El Ejecutivo nipón ya ha levantado la prohibición de comercializar leche de Fukushima tras descender el nivel de contaminación y solo mantiene el veto sobre algunos tipos de verduras, lo que no ha impedido que países como China hayan limitado la importación de alimentos japoneses.
La situación de los agricultores ha hecho que surjan campañas de solidaridad para promocionar los alimentos de la zona afectada, como la que vende en un céntrico mercado de Tokio todo tipo de verduras procedentes de provincias como Ibaraki, además de otras zonas de la región de Tohoku afectadas por el seísmo y el tsunami.
La iniciativa estará en marcha hasta el próximo 8 de mayo y hasta el momento se ha registrado una gran demanda, según explicó a Efe uno de los coordinadores del mercado, Kazuki Iimura.
«Todos los productos están perfectamente controlados y la gente los compra sin ninguna preocupación», aseguró Iimura.
Decenas de personas hacían fila ante los puestos de alimentos cultivados en Ibaraki, donde el Gobierno ha prohibido la comercialización de algunos tipos de verduras, y según el coordinador la afluencia se mantiene todos los días.
«Los que pueden hacer llegar sus productos hasta aquí son los afortunados. Desde los lugares más aislados todavía no pueden llegar, esos son los que peor lo están pasando», dijo por su parte a Efe uno de los vendedores. (EFE)
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