Japón aumentó hoy la gravedad del accidente nuclear de Fukushima al nivel alcanzado por Chernóbil en 1986 a causa de las concentraciones de radiactividad en el aire, pese a que insistió en que existen diferencias entre ambos sucesos.
La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón (NISA) indicó que ha elevado el accidente de la planta de Fukushima Daiichi del nivel 5 al 7 basándose en el análisis de las cantidades de materiales radiactivos que se han liberado al medio ambiente desde los reactores 1, 2 y 3.
No obstante, el portavoz de la agencia, Hidehiko Nishiyama, destacó hoy que ambos accidentes tienen elementos diferentes y que las emisiones al exterior de Fukushima equivalen hasta ahora al 10 por ciento de las liberadas por el reactor cuatro de Chernóbil (Ucrania).
El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) define el nivel 7 de gravedad en la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES) como un accidente que emite a la atmósfera radiación superior a varias decenas de miles de terabecquerel de yodo radiactivo.
La NISA dijo hoy que, tras analizar la información disponible, estima que entre 370.000 y 630.000 terabecquerels de material radiactivo han sido emitidos al aire desde los reactores 1, 2 y 3 de Fukushima, mientras que las mediciones no tienen en cuenta el impacto de la contaminación en la tierra o el mar.
El Gobierno cree que una parte considerable de la radiación proviene de la unidad 2, cuya cámara de supresión, en la base del reactor, quedó dañada el 15 de marzo por una explosión de hidrógeno, informó hoy Kenkichi Hirose, asesor del Ejecutivo.
Los niveles de radiactividad aumentaron en los alrededores de Fukushima repentinamente los días 15 y 16 de marzo, mientras que el Gobierno esperó al día 18 para aumentar el nivel de gravedad de accidente de 4 a 5.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, negó hoy que se haya retrasado deliberadamente la decisión de elevar la seriedad del accidente, afirmó que han esperado a los «datos científicos» de la Agencia y la Comisión de Seguridad Nuclear y reiteró que, aunque «aún no hay espacio para el optimismo», las emisiones han decrecido.
La prensa japonesa destacó que los nuevos datos muestran que desde los primeros días las emisiones ya se aproximaban a los estándares que permiten fijar el máximo nivel de gravedad, mientras que Greenpeace criticó hoy que la decisión se ha tomado «lamentablemente tarde».
El portavoz del Gobierno nipón, Yukio Edano, pidió perdón «a los residentes de Fukushima, al pueblo de Japón y a la comunidad internacional» por el desastre nuclear causado por el tsunami del 11 de marzo, que en la central golpeó con olas de hasta 15 metros.
No obstante, las autoridades nucleares de Japón recordaron que las emisiones han ido decreciendo de manera constante y que ahora son de un terabecquerel (1 billón de becquerel) a la hora.
Nishiyama quiso subrayar las muchas diferencias entre Fukushima y Chernóbil, los dos únicos accidentes de la historia que han alcanzado el máximo de 7.
Según el portavoz de la NISA, nadie ha muerto por exponerse a las radiaciones que emanan de Fukushima, mientras que en Chernóbil perecieron unas 30 personas por exposición directa, al tiempo que el reactor soviético explotó, algo que no ha ocurrido en el caso japonés.
Nishiyama recordó que los daños en Fukushima se produjeron por explosiones de hidrógeno que afectaron a la estructura exterior de los reactores y que los núcleos no están totalmente destruidos, pese a que no se descartan filtraciones desde las vasijas de contención.
En Chernóbil la explosión del reactor se produjo cuando estaba en pleno funcionamiento, mientras que en Fukushima las unidades 1, 2 y 3 se detuvieron inmediatamente después del terremoto de hace poco más de un mes.
Según Nishiyama, la radiación, pese a ser alta, permite que los operarios trabajen para enfriar y estabilizar los reactores, aunque aún se desconoce cuándo podrán tener la situación bajo control.
Una fuente de Tokyo Electric Power (TEPCO) consultada por la agencia Kyodo reconoció que esa incertidumbre hace temer a la propietaria de la planta que las emisiones radiactivas puedan superar en el futuro a las de la tragedia de Chernóbil.
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