El primer ministro de Japón, Naoto Kan, defendió hoy la necesidad de mantener la «disciplina fiscal» para ganar la confianza de los mercados, al día siguiente de que Standard & Poor’s rebajara la calificación de la deuda soberana japonesa.
Kan, durante una sesión parlamentaria, dijo que es fundamental que los inversores confíen en la «gestión fiscal» de Japón, cuya deuda pública se acerca al doble del Producto Interior Bruto (PIB), la mayor de un país industrializado.
Esa situación llevó ayer a la agencia S&P a rebajar ayer, por primera vez desde 2002, la calificación de la deuda nipona a AA- desde la categoría de AA ante las dificultades del Gobierno para sanear las finanzas públicas.
Según S&P, el Ejecutivo japonés carece de una «estrategia coherente» para afrontar el peso de la deuda y ésta podría alcanzar su máximo a mediados de la década de 2020.
El jefe del Gobierno recordó hoy que ocupó el cargo de ministro de Finanzas (entre enero y junio de 2010) y entonces pudo comprobar la importancia de la disciplina fiscal y de la gestión de la deuda, algo que ha convertido en el gran caballo de batalla de su legislatura.
Kan también salió al paso de las críticas suscitadas ayer cuando, preguntado por su reacción a la rebaja de S&P, dijo no estar al tanto de la situación, lo que muchos interpretaron como desconocimiento de la economía.
«Utilicé esa expresión, pero quería decir que no tenía conocimiento de la información en ese momento», afirmó hoy el primer ministro, a quien también han defendido varios miembros de su Gabinete.
El también ex ministro de Finanzas y actual viceministro portavoz, Hirohisa Fujii, de 78 años, dijo hoy que el Gobierno debe «aceptar con humildad» la rebaja de S&P.
La revisión de la calificación por parte de la agencia estadounidense se produjo en medio de los esfuerzos del Ejecutivo nipón para aprobar una polémica reforma fiscal.
La enorme deuda pública es uno de los grandes lastres de Japón, recientemente destronado por China de su puesto de segunda economía mundial y que además sufre de una endémica deflación, un lento ritmo de crecimiento y un escaso consumo privado.
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