En una inusual rueda de prensa ofrecida en el Club de Corresponsales Extranjeros en Tokio, la mujer del Primer Ministro japonés demostró brillantez y elocuencia.
Ella se define como «una simple ama de casa» pero, en los siete meses que lleva como primera dama de Japón, Nobuko Kan ha logrado meterse en el bolsillo a buena parte del país con su ingenio y las críticas amables a su marido.
En una inusual rueda de prensa ofrecida hoy miércoles 12 de enero, en el Club de Corresponsales Extranjeros de Tokio, la mujer del primer ministro, Naoto Kan, demostró brillantez y elocuencia, razones por las que algunos la consideran «el arma secreta» de su esposo para impulsar su alicaída popularidad.
Nobuko Kan, convencional en su aspecto externo, sabe combinar el estricto protocolo nipón con un verbo afilado que utiliza en proporciones justas contra su marido, lo que le ha ganado simpatías en una sociedad tradicionalmente machista como es la japonesa.
Vestida con un sobrio quimono violeta y sin perder la sonrisa en ningún momento, Nobuko Kan, de 65 años, desató las risas de los cerca de 200 periodistas presentes al asegurar que, hasta hoy, su esposo tiene más miedo a las discusiones que ambos mantienen en casa que a los debates en el Parlamento.
No en vano el propio primer ministro ha asegurado que estar con ella es «tener la oposición en casa» y la ha definido como «mi más poderoso apoyo y mi votante más crítica», con el conocimiento de causa que le dan sus 40 años de matrimonio.
«AHORA QUE ERES PRIMER MINISTRO, ¿QUÉ DIABLOS VA A CAMBIAR EN JAPÓN?»
La mayoría de las críticas de Nobuko Kan son de corte casero y están contenidas en un libro titulado «Ahora que eres primer ministro, ¿qué diablos va a cambiar en Japón?», que escribió poco después de convertirse en primera dama en junio de 2010.
Entre otras cosas, la obra describe con ironía la escasa destreza del primer ministro en la cocina, su falta de gusto a la hora de vestir o su poca habilidad a la hora de leer discursos, e incluso plantea ciertas dudas sobre su capacidad de mando.
«¿Es correcto que este hombre sea primer ministro? Porque le conozco bien», escribe con ironía en el libro esta madre de dos hijos de 38 y 32 años.
Nobuko y Naoto Kan, primos además de marido y mujer, comenzaron a salir juntos en su época universitaria, cuando ella se trasladó a casa de sus tíos en Tokio a finales de los 60, y desde entonces han sido una de las parejas más sólidas en el mundo político nipón.
La personalidad de esta mujer contrasta con la de su predecesora, Miyuki Hatoyama, quien hizo correr ríos de tinta con sus excentricidades en el normalmente gris panorama político de Japón.
Ex actriz y diseñadora, Miyuki Hatoyama declaró, por ejemplo, que en una vida anterior había conocido al actor Tom Cruise «cuando él era japonés» y también aseguró haber viajado en un OVNI hasta el planeta Venus.
La actual primera dama es sin duda más convencional y, por primera vez, es contemplada en el país como un importante activo político del primer ministro en su difícil mandato.
Sobre la delicada situación económica que atraviesa Japón, con una persistente deflación y una exorbitante deuda pública, la primera dama recordó hoy que el país ha pasado por momentos peores y que su esposo tiene «pasión por cambiar las cosas».
«Su Gobierno estará justificado si llega a dar aunque sea un pequeño paso para que Japón cambie de dirección», aseguró Nobuko Kan, que calificó a su marido, cuyo apoyo público supera apenas el 20 por ciento, de «un gran gestor de crisis».
También opinó que el fuerte desplome de su popularidad no debe ser motivo para que deje el cargo, como ya ocurrió con anteriores primeros ministros en Japón, un país que ha tenido cinco jefes de Gobierno en los últimos cuatro años.
Nobuko confesó que cuando llegó en junio al «Kantei», la residencia del jefe del Gobierno, en la mudanza incluyó sólo ropa de verano, en vista del fugaz paso que habían tenido anteriores gobernantes.
Ahora, cuando su esposo acaba de cumplir siete meses al frente del Ejecutivo, dice no tener «ni idea de qué traerá el futuro. Y no me preocupan las predicciones», apunta. (EFE)
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