Por Takaharu Hayashi (*)
Las nuevas directrices del Gobierno japonés acerca de medidas para los nikkeis fueron anunciadas el 31 de agosto. En ellas Japón aseguró definitivamente que “es necesario acoger a los nikkeis como integrantes de la sociedad japonesa y tomar medidas bajo responsabilidad del Estado para que no sean excluidos de la sociedad”.
Según esta línea, el Estado anunciará proyectos concretos para los inmigrantes latinos en Japón hasta marzo del 2011 y los pondrá en vigor en julio o agosto del 2012, cuando comience el nuevo sistema de control migratorio con la Tarjeta de Residencia que va a emitir la Oficina de Inmigración, y quede sin efecto el sistema del Registro de Extranjeros (Gaikokujin Toroku) que administran las municipalidades. Sin embargo, me preocupan estas directrices.
Déjenme explicar cómo azotó a los nikkeis la crisis originada por la quiebra de Lehman Brothers y cuántas personas fueron despedidas. Los latinos no estaban protegidos por leyes laborales que garantiza cualquier país domocrático del mundo. Aún ahora, el índice de desempleo entre los latinos alcanzaría al 40 por ciento, mientras que el de japoneses no llega ni siquiera a los seis puntos.
Los latinos se han dedicado a trabajos no calificados e irregulares y han tenido contratos indirectos. A pesar de ello, Hello Work o Shokuan, las únicas oficinas públicas para búsqueda de empleo, los “excluyeron” diciendo que “hasta los japoneses tienen dificultad de encontrar trabajo”. De hecho, hubo gente que fue encaminada a solicitar el Programa de Retorno aunque no era su intención.
Una cantidad considerable de nikkeis utilizó la ayuda para el pasaje de 300.000 yenes, pero ahora ellos no pueden volver a Japón con el Permiso de Reentrada y Japón está rechazando el ingreso de esa gente en los aeropuertos internacionales. ¿El Gobierno japonés no habría podido permitir el regreso de estos nikkeis como si el Programa de Retorno hubiera sido un préstamo?
Durante la crisis muchos de los nikkeis no pudieron ni pueden beneficiarse de, por ejemplo, la Ayuda por Vivienda (Jutaku Shien) o el Subsidio para evitar el despido (Koyo Chosei Joseikin) que se ofrecen a las empresas que no despiden a sus empleados por la bajada de venta o producción, aunque para los japoneses es normal ser protegidos por las citadas ayudas gubernamentales.
Hay más ejemplos. La autoridad japonesa se mostró reacia cuando queríamos incluir la clase de japonés en los cursos de capacitación para latinos porque la inserción de la enseñanza de nihongo excluiría a japoneses.
¿Es justo que exista una gran diferencia cuando el Estado ofrece ayudas sociales? Por eso, me preocupan las nuevas direcrices del Estado para los nikkeis, porque no están incluidas medidas más importantes que impidan que se repita lo que ocurrió en las comunidades latinas durante la crisis.
*Takaharu Hayashi, director general de la NPO Koryunet y presidente de Avance Corporation.
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