Por Takaharu Hayashi (*)
Los fabricantes japoneses han comenzado a enfilar el rumbo de sus empresas hacia una dirección completamente diferente, como es la producción en el exterior.
La fortaleza del yen es uno de los motivos más importantes, pero también hay otras razones de hacerlo como el alto impuesto corportativo, la reforma de la Ley de Trabajadores Enviados por Contratistas y el objetivo de reducir el 25 por ciento de la emisión de CO2. Además, la baja natalidad está afectando a la sociedad japonesa como un golpe bajo.
Generalmente los fabricantes renuevan sus máquinas cada diez años. No obstante, el dinero que se invierte en las nuevas instalaciones para las fábricas está cambiando a los países emergentes donde hay más población joven que tiene mayor poder de consumo.
En cambio, el índice de personas de la tercera edad en Japón sigue aumentando, pues el número de personas mayores de 65 años alcanza el 19% de toda la población y subirá al 25% dentro de diez años, por lo que la oferta sigue superando a la demanda y la brecha será cada vez más grande.
Visité en agosto China y tuve una entrevista con el vicealcalde Huaian de la provincia de Jiangsu y otros funcionarios del Gobierno. Sentí la atmósfera tan calurosa como cuando la economía de Japón crecía a un ritmo de 10% en los años 60 y entendí fácilmente que la inversión de las empresas japonesas está yendo hacia China y que hay más de 50.000 japoneses en Shanghai superando a Nueva York que era la primera ciudad con japoneses en el exterior.
Durante esta visita, descubrí también que los chinos sienten una gran admiración por los productos “made in Japan”.
Asimismo, me sorprendió que muchos filipinos trabajen como operadores y en el mantenimiento de las máquinas de las fabricantes japonesas. Los operadores ganan 600.000 yenes al mes y se puede capacitar con un curso técnico de un par de años.
Los latinos también pueden hacer lo mismo en Japón capacitándose como operadores y en el mantenimiento de máquinas de semiconductores, aparatos médicos y herramientas de los fabricantes japoneses que quieren contruir fábricas en el exterior. De esta manera, podrán conseguir trabajo en sus países de origen.
En mi opinión, si los latinos se capacitan en Japón con las últimas tecnologías, el empleo les será más estable tanto en Japón como en los países sudamericanos. Así también las pequeñas y medianas empresas japonesas podrán extender sus servicios al exterior más facilmente contando con la colaboración de los latinos.
Be the first to comment