El «osito viejo» que su niño no deja puede ser el anuncio de la madurez emocional

(imagen Zelep)

Por Nélida Tanaka*

CONSULTA


Me pregunto porque los hijos no pueden comprender a sus padres. En Navidad le compré a mi hija Julie un muñeco de felpa que me costó bastante, pero quería regalarle esto como muestra de todo lo que me esforcé por ella. Me sentí muy decepcionada cuando ni pronto abrió su regalo lo dejó a un lado y se quedó con ese oso que ya está viejo y sucio. Lo tiene todo el tiempo, no lo suelta ni cuando se va a dormir. A mí me trae malos recuerdos porque lo compramos con el padre, que nos dejó por otra.  

¿Cómo podré convencerla de que suelte ese muñeco que ya parece trapo? ¿O lo boto cuando vaya a la guardería y no esté en la casa? Quiero deshacerme de este trapo y de los recuerdos que trae. Hablando francamente, hasta casi me sentí rechazada cuando ella no le prestó atención al regalo que le di”.

RESPUESTA


Me imagino lo triste que se habrá sentido al ver que su hija ha preferido el muñeco viejo ante el que usted le había regalado muy especialmente. Lo habrá sentido como un rechazo al esfuerzo que usted había hecho pues era el fruto de mucho trabajo y de ahorrar para este propósito.

Pero detengámonos un poco, pensando qué es lo que significa este peluche para Julie en términos de desarrollo infantil. Lo que para los adultos parece tan solo un trapo viejo y sucio, para su niña tiene un significado especial. Es fuente de tranquilidad cuando se encuentra sola.

Para un niño un objeto físico puede tener una función de intermediario entre la presencia física de la madre y su imagen psicológica que lo puede acompañar en momentos en que la madre esté ausente. Así cuando está solo en la cama antes de dormir puede abrazar y apretujar el peluche lo cual le producirá tranquilidad.


Es el objeto intermediario entre la madre real y lo que el niño imagina que el connotado psiquiatra y psicoanalista inglés, Donald Winnicott denomina como “objeto transicional”, que es sumamente importante para que el menor pueda estar solo cuando no encuentre la presencia física de la madre.

Este objeto le ayuda a poder estar solo sin entrar en pánico cuando usted no esté cerca, es el objeto intermediario, el objeto transicional que le ayuda a través de lo imaginario.  

Sabiendo el significado de este osito, no es de extrañar que su hija lo preferirá entre todos otros objetos, así sean cosas muy especiales para los padres. El “objeto transicional” es prueba de que Julie está madurando emocionalmente, está nutriendo su capacidad de poder estar sola.

Como mamá le habrá dolido que su niña haya preferido este osito viejo al muñeco nuevo que le había comprado para la Navidad, pero si consideramos el valor que ese peluche tiene para ella, podemos ver que esto no es un rechazo sino más bien un apego fiel al objeto original, es la representación de la mamá.

(*) MScs. Nélida Tanaka, psicóloga clínica radicada en Japón. Es columnista de International Press desde 1999. Escríbale a: consultas@hotmail.com

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