EEUU cree que podría tener la vacuna a fin de año, mientras los muertos pasan de 238.000

El número de muertos por COVID-19 en el mundo supera las 238.000, mientras que las infecciones se situaron en 3,34 millones (aunque más de un millón se han recuperado ya), de acuerdo con las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La gráfica de casos diarios se mantiene desde hace un mes entre los 70.000 y los 90.000 nuevos casos por jornada, mientras que la de mortalidad está también estabilizada, en su caso desde hace dos semanas, en 5.000-6.000 fallecimientos cada 24 horas


Europa sobrepasó hoy el millón y medio de casos, mientras que América se sitúa en 1,35 millones y ambas regiones concentran más del 80 por ciento de los casos de COVID-19 confirmados globalmente.

Sin embargo, ambos territorios muestran en sus gráficos cierta tendencia a la baja en el número de nuevos casos diarios (más marcada en el caso europeo que en el americano), mientras que la curva sigue siendo ascendente en otras zonas por ahora menos afectadas como África, Oriente Medio o el sureste asiático.

Según las estadísticas de las autoridades sanitarias nacionales, un 2 por ciento de los pacientes actualmente en tratamiento en todo el planeta (unos 50.000, cifra que ha descendido desde casi 60.000 a mediados de esta semana) se encuentran en estado grave o crítico.


LA VACUNA A FIN DE AÑO

El presidente de EE.UU., Donald Trump, al frente del país más afectado del mundo con más de un millón de contagios, se ha mostrado “convencido” de que su país tendrá una vacuna contra la COVID-19 para finales de este año, y revisó al alza el número de muertes que la enfermedad dejará en su país, hasta un mínimo de 80.000.

Hasta ahora, los expertos en salud del Gobierno de EEUU habían citado enero de 2021 como la fecha más temprana en la que podrían tener disponible una vacuna del coronavirus


Mientras, Estados Unidos planea comenzar a tratar en los próximos días a algunos de sus pacientes más graves de COVID-19 con el antiviral Remdesivir, aseguró el fabricante del fármaco, ya utilizado con el virus del ébola.

El medicamento, recién aprobado por la vía rápida para su uso en EE.UU., podría llegar este lunes o en los siguientes días a los primeros pacientes de coronavirus fuera de ensayos clínicos en el país, mientras su fabricante, la farmacéutica estadounidense Gilead, hace planes para exportarlo a otras naciones que le den luz verde.


Estados Unidos no solo busca una salida farmacológica a esta crisis sanitaria, también busca responsabilidades en su origen.

El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, dijo en una entrevista con la cadena ABC News que su Gobierno tiene una “enorme cantidad de pruebas” de que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan, algo que Pekín niega.

Pompeo llegó a decir en un momento de la entrevista que “los mejores expertos parecen pensar que (el coronavirus) fue fabricado por el hombre”, una idea que la Oficina del Director Nacional de Inteligencia de EE.UU. (DNI) descartó rotundamente en un comunicado este jueves. EFE

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