Los niños españoles vuelven a las calles después de más de 40 días de cuarentena

Imagen de niños y padres en la primera salida tras 40 días de cuarentena. (Twitter)

En medio del entusiasmo y el respeto a las normas, patinetes, triciclos y carritos de bebé han vuelto este domingo a las calles españolas tras más de 40 días en los que la pandemia de coronavirus había enclaustrado a los niños en sus hogares para «desesperación» suya y de muchos de sus padres.

«No sé quién tenía más ganas de esto, si ellos o yo», han reconocido muchos de los viandantes que han aprovechado para pasear con sus hijos en la primera jornada de permiso concedida por el Gobierno desde que el pasado 14 de marzo se decretara el estado de alarma.


Es el caso del pequeño Simón, de 2 años, quien según su madre, Carolina, aguardaba desde primera hora el momento de salir, impaciente junto a la puerta con las zapatillas puestas y sin haberse quitado siquiera el pijama.

Con todo, el clima nublado o incluso lluvioso con el que ha amanecido España en muchos puntos ha retenido un tanto las ansiadas primeras salidas, como se ha notado en Oviedo, donde el orvallo, la niebla y los 14 grados de temperatura no animaban mucho al paseo.

No ha sido hasta las diez de la mañana cuando las calles han empezado a vislumbrar poco a poco una estampa inédita desde hace semanas.


“Ha sido duro, sí, sobre todo teletrabajar con ellos en casa y con tanta energía acumulada”, ha señalado Celia, que no sabía cómo reaccionaría la más pequeña de sus hijos, de solo 11 meses, a este contacto con una realidad casi nueva para ella.

No ha sido la única maravillada. “Se han quedado boquiabiertos con las fuentes, como si no las hubiesen visto nunca. Me decían: ‘¡Mira, mamá, una flor!’”, ha relatado otra de las consultadas por Efe junto a dos de sus hijos, afortunados respecto a su hermana adolescente, que como mayor de 14 años “se ha tenido que quedar en casa pese a las ganas que tiene de ver al novio”.

En el centro de Madrid las escenas han sido de relativa calma aún con el entusiasmo inicial, con coches policiales de paso esporádico por las principales calles y algún que otro pequeño corredor interceptado por su padre cuando tomaba velocidad frente a las áreas recreativas infantiles, cerradas todavía como medida de seguridad.


Entre esos primeros paseantes, pocas mascarillas. A este respecto, la guía editada por el Gobierno indica que no son obligatorias, solo recomendables donde no se puedan guardar los dos metros de separación y para niños a partir de 3 años cuando se pueda asegurar un uso adecuado de las mismas.

“Ni con sus dibujos favoritos cosidos hemos conseguido que quisiera ponérsela”, ha reconocido Delia ante la reacción de uno de sus sobrinos.


Los adultos han velado en general por que se guardaran las distancias y el resto de indicaciones, incluida la de no alejarse más de un kilómetro del domicilio o superar la hora de paseo, aunque, como ellos mismos reconocían, “esta es una cuestión de responsabilidad personal que el Gobierno no puede controlar”.

Desde la Policía Foral sí han señalado que numerosos vecinos de Pamplona se han quejado porque muchos padres también han sacado las bicis a la calle para acompañar a sus hijos. En este sentido, han indicado que la normativa es algo “ambigua”, aunque se está siguiendo el criterio expresado de que los acompañantes de los menores no pueden ir en bicicleta.

Ajenos a “estas cosas de mayores”, los niños han disfrutado de su primer día al aire libre, ya fuese a orillas del río Urumea, una de las zonas más concurridas de San Sebastián, o por la playa y el paseo de San Lorenzo, en Gijón, donde padres y niños portaban mascarillas y guantes, pero también paraguas y ropa de abrigo.

Mucho más agradable y soleado el tiempo en Valencia, donde se ha optado por las grandes avenidas, como las paralelas al antiguo cauce del río Turia, donde un helicóptero repetía por su megafonía el siguiente mensaje: “Les habla la Policía, deben respetar la distancia de seguridad y los horarios establecidos”.

Los paseos marítimos y playas también se han llenado este domingo de padres o madres con niños, que caminaban por las zonas ajardinadas y correteaban por la misma arena, pero sin bañarse en el agua, sin entrar en los espacios recreativos infantiles y guardando una prudente distancia con el resto de viandantes.

Y en el sur, los 126 kilómetros de costa virgen en su mayoría que posee Huelva hasta Ayamonte, en el linde ya con Portugal, permanecen cerrados al acceso del público excepto en el caso de la de Matalascañas, que el Ayuntamiento de Almonte ha dejado abierta “solo para que nuestros niñas y niños puedan pasear y jugar”. EFE

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