2 casos que recuerdan que pese a que Japón es muy seguro, hay que tener cuidado

 

Se ha dicho hasta la saciedad que Japón es uno de los países más seguros del mundo. En Japón puedes disfrutar de una sensación de seguridad que probablemente jamás has sentido en tu país.


Sin embargo, eso no significa que no puedan ocurrir cosas malas. El sitio city-cost ha publicado un post escrito por una mujer alemana que radica en Japón y se identifica como BlueButterfly.

La alemana cuenta que jamás se ha sentido en peligro en Japón, ni siquiera al caminar en la oscuridad a altas horas de la noche. “Comparado con mi ciudad natal, donde he vivido muchas situaciones peligrosas e inseguras, Japón es realmente un paraíso para mí. Además, si la gente me pregunta por qué estoy viviendo en Japón, mi primera respuesta es siempre la fuerte sensación de seguridad (excepto los desastres naturales)”, dice.

Sin embargo, dos amigas sufrieron experiencias desagradables en Tokio que BlueButterfly reseña para que las mujeres estén alertas y no olviden que ninguna precaución sobra, incluso en un país como Japón.


El primer caso:

8 de la noche. Una chica en la veintena vuelve a casa después del trabajo. Después de llegar a la estación, tiene que caminar alrededor de 20 minutos porque a esa hora no hay autobús. Sin embargo, está acostumbrada a hacerlo. La chica camina por calles pequeñas y oscuras, muy comunes en las áreas residenciales, cuando de repente se da cuenta de que alguien la está siguiendo.

La mujer, un poco asustada, comienza a caminar más rápido. La persona que la sigue, también. De pronto, siente que la persona, un hombre, la abraza por detrás. El sujeto intenta manosearla, pero ella logra golpearlo, zafarse de él y corre. Por suerte, hay una tienda de conveniencia cerca y se mete en ella. El hombre no la sigue. La chica se calma un poco y llama a su novio, que la recoge en la tienda. Desde entonces, la mujer llama a su novio para que la acompañe o usa un taxi. La mala experiencia hizo que perdiera la sensación de seguridad que antes tenía.


El segundo caso:

La situación es similar. Una mujer en la veintena camina de vuelta a casa por la noche. Calles oscuras. Está justo frente al edificio donde vive cuando un hombre la abraza por detrás e intenta manosearla y besarla. La chica sabe defenderse. Practica regularmente kick boxing. Patea al hombre ahí donde más duele y huye. Como en el caso anterior, por suerte logra salir ilesa, pero también pierde la sensación de seguridad que hasta entonces tenía.


Ninguna de las mujeres denunció el ataque a la policía. Como estos, seguramente hay más casos de agresiones no reportadas, en muchos casos por miedo o para intentar dejar atrás la terrible experiencia, dice la bloguera alemana. Sin embargo, ella recomienda acudir a la policía, si no los delincuentes sexuales nunca pagarán por sus acciones. (International Press)

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