El divertido y emotivo Festival Viva Latinoamérica 2018

Alexander Laborde y Rolando Spek, ovacionados en Viva Latinoamérica.

El público que el domingo pasado asistió al Festival Viva Latinoamérica Vol.IV en el CocoFan Yokohama, en Tsurumi, regresó a casa con la maravillosa sensación que ofrece una tarde de cumbia, salsa, marinera, buena comida, excelentes bebidas y fuertes emociones que les han llevado hasta la lágrimas.


José y Ana Suhara de la Escuela de Danzas Sol y Luna, los organizadores del show, supieron compaginar el gran número de artistas que se presentaron con momentos de salsa en vivo, en la voz de Armandosky, y sesiones de Djs con Erikucha y Tony Mega.

Los asistentes al festival se entregaron al aplauso tanto como al baile. Lo mismo dio que fuera el reguetón más duro, la salsa más clásica, cumbia, vals, Son, samba o indie. El cuerpo reaccionó incontrolable a cuanto sonara, sin importar edad, si eras el artista, el presentador o estuvieras en silla de ruedas (sin exagerar).

 


 

CANCIONES Y DANZA TÍPICA


El show se tomó con sobriedad, mientras se pudo. La gran Charo Unten estremeció al hall con su “Akiramenai”, canción en idioma japonés de autoría propia que nos envió un mensaje a la medida: “no te rindas, no te apures, no te asustes” y encandiló con el recordado “Al cielo le robé una estrella” (Raúl Abramzon – 1975) , que siempre dedica a su esposo.

La querida Rosa Oshiro dio un adelanto del espectáculo que prepara para el próximo 12 de febrero cuando celebrará sus 60 años en Kazo, Saitama. La potencia de su voz y su calidad interpretativa lucieron intactas en Yokohama donde interpretó el vals “Propiedad privada”.


 

 

El turno de la marinera norteña peruana llegó con una presentación conjunta de bailarines de los grupos Kazoku y Los Hijos del Sol Naciente. Primero salieron Saemi y Julio y cerraron Valeria y Luiggi, una pareja que ofreció una performance de alto nivel, vibrantes, salerosos y llenos de armonía.

Hubo baile brasileño con DS Latin Dance, show de samba con Nao y Arissa, cumbia colombiana con Fiesta Esmeralda, ritmo afroperuano con Mi Chincha Querida, contagiante huaylarsh con el Grupo Kazoku, danza sinaloense con México en la Piel, tango moderno con Ale Blanco, bachata con Felipe Salsapon, una actuación sorpresa con un divertido payasito peruano y buena marinera norteña con la escuela Sol y Luna.

 

 

LABORDE Y SPEK, INOLVIDABLES

Pero la actuación que marcó la tarde y el recuerdo de la concurrencia fue el dúo formado por el cantante y compositor cubano, Alexander Laborde, y su compatriota y violinista, Rolando Spek. Acostumbrados a tocar en exclusivos escenarios de Japón, su presencia en Viva Latinoamérica despertó mucha expectativa en un público que, en su mayoría, los iba a escuchar por primera vez.

No tuvieron que pasar demasiados compases de su primera entrega musical para que la curiosidad se convirtiera en admiración. Versiones libres con sabor a Son de “La negra Tomasa” y «Moliendo Café” se premiaron con una ovación.

Cuando el público se daba por satisfecho con el vals “Alma, corazón y vida”, llegó el momento de la sorpresa que mostró la esencia y genialidad de un trovador como Laborde y el virtuosismo de Spek.

 

Gloria y Santiago agradecen a Alexander Laborde la canción

 

HISTORIA PARA UNA CANCIÓN DE AMOR

En secreto, Laborde solicitó datos de la historia de amor de los peruanos Santiago y Gloria Chinen y en ese mismo momento compuso una canción dedicada a la pareja que minutos antes le había cantado el “Cumpleaños Feliz” a su hijo Kiyomi (16).

La letra y la melodía se inspiraron en los sentimientos de Santiago, que en 19 años de casado nunca pudo expresar en palabras el amor, admiración y gratitud por Gloria. “Cuando la conocí vivía una eterna juventud a pesar de mi edad. Trago y soledad. Fue estando en Japón cuando decidí ir a Perú a decirle que casara conmigo y no sabe cuánto me costó decírselo. Tenía miedo a sentirme rechazado”, contó Santiago a International Press.

“Yo no sabía ni en qué fecha vivía. Gloria se convirtió en mi luz, mi tiempo y el reloj de mis días”, confesó.

– Alguna vez le has dicho esas cosas a tu esposa?, le preguntamos. “Nooo, sólo está en mi cabeza”, manifestó.

Cuando el cubano escuchó esta narración poco antes de volver al escenario manifestó: “Voy a componerla allí mismo, pero creo que me voy a poner a llorar. No sé si la terminaré”.

Laborde y Spek convirtieron esta historia en una canción de amor perfecta. Él terminó de cantarla, pero el público fue el que se emocionó hasta las lágrimas y en medio de aplausos incrédulos de lo que acababan de presenciar.

¿YA ES HORA DE VOLVER?

Solo las bromas del fantástico payasito y más música para bailar les sacudieron nuevamente la locura por la buena diversión ofrecida por el festival. Como no podía ser de otra manera en un festival nuestro, el público estaba tan contento que poco importaba el tiempo y la inevitable hora de devolver el local.

Tuvieron que apagar dos veces las luces del hall para hacerlos reaccionar. Con la serenidad que les ha dado este país, a pesar de una buena cantidad de vinos, piscos y cervezas consumidas (todas las botellas donadas por G&C para el sorteo fueron abiertas por sus beneficiarios), el público se enfundó en sus casacas y bufandas y volvió a casa feliz y emocionado no sin antes preguntar cuándo será el próximo Viva Latinoamérica. (International Press)

 

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