Nisei apátridas en Filipinas buscan la nacionalidad japonesa

Soldado japonés en Filipinas (foto Wikipedia)

Miles de japoneses migraron a Filipinas antes de la II Guerra Mundial y se dedicaron principalmente al cultivo del cáñamo de Manila. Se estima que, en su apogeo, 30.000 japoneses vivían en Filipinas.

Uno de esos japoneses se casó con una filipina en 1939. Del matrimonio nacieron dos niños y una niña, entre ellos Melanio Austero Takumi.


El japonés desapareció cuando su esposa estaba embarazada de su tercer hijo. Los dos hermanos de Takumi murieron durante la guerra.

Al final de la guerra, de la familia solo quedaron Takumi y su madre.

Takumi tenía 7 años cuando supo que su padre era japonés. Pudo asistir a la escuela de primaria a cambio de trabajar como helper cama adentro para una familia. En la escuela sufría bullying debido a su ascendencia japonesa.


Melanio Austero Takumi tiene ahora 76 años, vive en el pueblo de Mabini y declara a Asahi Shimbun que su «vida sería completa» si pudiera obtener la nacionalidad japonesa a la que tiene derecho.

El hombre, que ha vivido una vida de sufrimientos y estrecheces, espera obtener la nacionalidad japonesa para brindarle una oportunidad de progreso a su familia. Si él es reconocido como japonés, sus hijos y nietos podrán trabajar en Japón como descendientes de japoneses.

Las leyes de Japón y Filipinas establecen que la nacionalidad del hijo de una pareja nipofilipina se determina por línea paterna. Es decir, Takumi tiene derecho a la nacionalidad japonesa.


En 2008, solicitó la ciudadanía japonesa, pero fue rechazado tres años más tarde por falta de «evidencia».

Al igual que muchos otros japoneses, el padre de Takumi desapareció durante la guerra sin dejar ninguna evidencia que pudiera ser utilizada para probar sus raíces japonesas.


Cuando Takumi solicitó el pasaporte filipino, un funcionario gubernamental lo rechazó diciéndole: «Si su padre es japonés, usted es japonés».

Takumi es un apátrida como Jovita Uehara, una mujer de 71 años que vive en Manila. Su historia es muy parecida. Su padre era un oficial de la policía militar japonesa asignado a la isla de Cebú.

Su padre conoció a su madre filipina cuando tenía 15 años. Se casaron y la hermana mayor de Jovita nació en 1944. Sin embargo, el padre desapareció cuando su esposa estaba embarazada de Jovita.

Cuando era joven, Jovita solicitó un pasaporte filipino para trabajar en el extranjero. Su solicitud no fue aceptada debido a que su apellido es japonés.

En 2012, la mujer solicitó la nacionalidad japonesa. Su solicitud fue rechazada dos años después.

Un estudio realizado en 2015 por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón confirmó los nacimientos de unos 3.500 nisei japoneses en Filipinas.

De ellos, poco más de 1.000 están incluidos en los registros familiares de sus padres japoneses o han recibido la nacionalidad japonesa en los últimos años.

Muchos nikkei filipinos comenzaron a buscar a sus padres o familiares en Japón en la década de 1990 para obtener la nacionalidad japonesa.

En 2006, el gobierno japonés otorgó por primera vez la ciudadanía japonesa a una persona de Filipinas que no pudo ubicar el registro familiar de su padre. Sin embargo, recibió ayuda del Centro de Apoyo Legal a los Nikkei de Filipinas, una organización con sede en Tokio.

Hasta ahora, se ha otorgado la nacionalidad japonesa a 212 personas.

Sin embargo, muchos como Takumi y Uehara continúan siendo apátridas porque no poseen documentos (registros de familia, certificados de nacimiento, fotos, etc.) o testimonios de parientes que puedan ser utilizados como evidencia.

En muchos casos, se perdieron documentos durante la guerra y las personas que podrían testificar a su favor han muerto. (International Press)

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