Descuartizador en Japón dice que el robo fue uno de los motivos detrás de los asesinatos

 

Más datos están saliendo a la luz sobre el caso del hombre en cuyo apato en la ciudad de Zama, prefectura de Kanagawa, se encontraron restos de nueve personas.


El hombre trabajaba como reclutador para una empresa relacionada con el sexo en el barrio de Kabukicho, Tokio, reveló la agencia Kyodo.

El hombre Takahiro Shiraishi (27), se mudó a la vivienda el 22 de agosto. Shiraishi, que confesó haber asesinado a las nueve víctimas (ocho mujeres y un hombre, cree la policía), dijo que los crímenes comenzaron tras su mudanza.

La policía encontró cabezas cortadas y otras partes de cuerpos (algunas osificadas) dentro de hieleras y cajas de herramientas. En el apato se halló también una sierra.


Shiraishi declaró a la policía que el robo de dinero fue una de las razones detrás de los asesinatos y que había agredido a algunas de las mujeres con la intención de violarlas. No tiró los cuerpos por temor a ser atrapado, dijo.

Cuando la policía llegó a su apato no tenía idea de lo que iba a encontrar. La investigación de la desaparición de una mujer de 23 años condujo a la policía a la vivienda de Zama.

La policía lo identificó después de que cámaras de seguridad lo registraron caminando con la mujer cerca de estaciones de tren y de su casa.


La mujer, reportada como desaparecida el 24 de octubre, tuiteó en sepiembre que estaba buscando a alguien con quien morir. “Quiero morir, pero tengo miedo de morir sola”, escribió.

Shiraishi se contactó con la mujer para escribirle: “Vamos a morir juntos”. Así se conocieron.


La joven vivía en una residencia en Hachioji donde sus ocupantes recibían asistencia psiquiátrica de trabajadores sociales.

El descubrimiento de los cuerpos ha causado conmoción entre sus vecinos. Uno de ellos lo describió como un hombre “alegre, amable y educado. “No puedo creer esto», dijo.

Una persona que vivía en el mismo piso que el asesino dijo que notó que un olor desagradable salía de su apato y que creyó que eran aguas residuales.

Shiraishi visitaba a menudo a su padre con el que antes vivía, según otro testigo. Una vecina recordó que una vez el progenitor del asesino le contó feliz que iba a tomar una copa con su hijo. Sin embargo, según una versión recogida por Mainichi, el padre llamó a una agencia de bienes raíces para decir que quería su hijo se mudara de inmediato. (International Press)

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