La incertidumbre marca la política exterior de Trump

Se ha elegido a un presidente alejado de los esquemas internacionalistas de EEUU.

Por Lucía Leal

El presidente electo de EEUU, Donald Trump, ha oscilado entre la vaguedad y el extremismo en sus propuestas sobre política exterior, lo que ha disparado la incertidumbre entre los aliados y rivales de Washington, expectantes ante la posibilidad de que cumpla sus promesas más polémicas.


Por primera vez en más de medio siglo, los estadounidenses han elegido a un presidente alejado de los esquemas internacionalistas que tenían en común los dos grandes partidos, y han optado por un candidato que abrazaba posturas aislacionistas al mismo tiempo que prometía marcar músculo militar y machacar a los terroristas.

La gran pregunta ahora es cómo desarrollará Trump unos planes en los que ha evitado profundizar para «no dar pistas» a los enemigos del país, y si se moderará en algunas de las que más controversia han generado, como su amenaza de construir un muro en la frontera con México o retomar la tortura a los sospechosos de terrorismo.

«Estamos entrando en un territorio desconocido en lo relativo a la política exterior de Donald Trump, que nunca ha tenido un cargo público y ha demostrado un conocimiento o interés limitado en asuntos exteriores», dijo a Efe un experto en política exterior en el centro de estudios Brookings, Ted Piccone.


Una primera señal sobre sus posibles prioridades pudo estar en las llamadas telefónicas que hizo Trump este miércoles a una decena de líderes, como el presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi; el de México, Enrique Peña Nieto; el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu; y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

También habló con la primera ministra británica, Theresa May; el de Irlanda, Enda Kenny; el primer ministro de India, Narendra Modi; el de Australia, Malcolm Turnbull; la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye; y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, quien tiene previsto reunirse la semana que viene con Trump en EEUU.

Esas conversaciones han dado esperanza a algunos expertos de que Trump resista la tentación de abandonar algunas alianzas y se acomode al orden internacional, pese a su retórica de campaña.


También revelan el interés del presidente electo en ciertos líderes de Asia oriental y de Oriente Medio: el egipcio Al Sisi fue el único líder con el que se reunió en Nueva York durante la Asamblea General de la ONU en septiembre, y este miércoles fue el primer dirigente internacional con el que habló tras su victoria.

Esa prioridad puede tener algo que ver con el énfasis de Trump en la lucha contra el Estado Islámico (EI), en la que ve a Egipto como un socio clave, pero también revela una sintonía personal con Al Sisi, a quien ha alabado por haber «tomado el control» del país tras el golpe contra el presidente islamista Mohamed Mursi en 2013.


Mientras que Barack Obama eligió al líder palestino, Mahmud Abás, para su primera llamada telefónica a un dirigente extranjero tras su elección en 2008, una de las primeras de Trump ha sido a Netanyahu, quien no ha ocultado su entusiasmo por la elección del magnate, que será su primer interlocutor republicano en la Casa Blanca.

«Es probable que (Trump) reduzca las críticas estadounidenses a los crecientes asentamientos israelíes» en territorio ocupado, opinó el experto en la región Natan Sachs en la página web de Brookings.

Irán parece ser el único realmente preocupado por la elección de Trump, dada su promesa de cancelar el acuerdo nuclear alcanzado entre ese país, EEUU y otras potencias en 2015; y el resto de la región no ha expresado especial alarma pese a la retórica del presidente electo contra los musulmanes durante la campaña.

Trump propuso en 2015 prohibir la entrada a los musulmanes al país, y más tarde prometió hacer un «escrutinio extremo» de los inmigrantes a EEUU basado en «tests ideológicos», y se opuso a la admisión de refugiados sirios en el país al advertir que podían ser terroristas, unas ideas que nadie sabe si llegará a implementar.

Tampoco está claro si reducirá el apoyo estadounidense a la OTAN o dará ultimátums a los países que han aportado menos a su defensa, ni si dejará a su suerte a Ucrania frente a Rusia.

Su sintonía con Putin puede ser un primer paso para reducir las tensiones con Rusia, que se encuentran en su punto álgido en décadas, pero todo depende de la estrategia de Trump, que parece estar interesado en llevarse bien con Moscú con el único fin de combatir juntos al EI, su prioridad absoluta.

En cuanto a Asia, si Trump cumple sus promesas, se puede esperar «un conflicto mucho mayor con China en una serie de asuntos importantes, como el comercio, el Mar de China Meridional y Taiwan», explicó a Efe una experta en política exterior en la Universidad de Michigan, Mary E. Gallagher.

Sus promesas de construir un muro en México y de «dar marcha atrás» a las medidas de Obama «hacia Cuba hasta que se restauren las libertades» siembran también la incertidumbre en sus relaciones con Latinoamérica, pero, de nuevo, no está claro si las cumplirá.

«En general, una Administración de Trump prestará menos atención a la democracia y los derechos humanos en la región, igual que al cambio climático, porque querrá favorecer los combustibles fósiles», pronosticó Piccone. EFE

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