Verdad Suprema era un grupo terrorista disfrazado de organización religiosa

Shoko Asahara, líder de la secta Verdad Suprema

 

Exjefe de policía dice que es difícil vigilar a los movimientos religiosos en Japón


Shoko Asahara, líder de la secta Verdad Suprema
Shoko Asahara, líder de la secta Verdad Suprema

Yukihiko Inoue (77), exjefe de la policía de Tokio, dirigió las investigaciones a la secta Verdad Suprema tras el atentado con gas sarín en el metro en 1995.

20 años después, en una entrevista concedida a Jiji Press, Inoue dice que Verdad Suprema “se camufló en una organización religiosa” cuando en la práctica “se convirtió en un grupo terrorista”.


La secta era una mezcolanza de elementos bíblicos, yoga, budismo e hinduismo. Ya no existe como tal, pero le sobreviven dos grupos, Aleph y Hikari no wa, que se estima cuenta con alrededor de 1.650 miembros. Ambas son vigiladas por la policía.

Inoue admite que la policía de Tokio falló al no poder detener a la organización liderada por Shoko Asahara.»No hicimos lo suficiente para supervisarla», dice.

El expolicía hace hincapié en que es difícil vigilar a los grupos religiosos. «Había una preocupación de nuestra parte de que los esfuerzos de la policía y el gobierno para comprender la verdadera naturaleza (de Verdad Suprema) pudieran tomarse como un intento de violar la libertad de religión», declara.


Esto favoreció a la secta, pues tenía más libertad para actuar antes las restricciones que enfrentaban las autoridades.

El atentado del 20 de marzo causó la muerte de 13 personas y la intoxicación de alrededor de 6.300 personas, la mayoría de las cuales aún sufre secuelas del ataque, como pérdida de visión o estrés postraumático. (International Press)


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