Marilyn Monroe en diez películas

Hace medio siglo murió la mítica actriz


Mateo Sancho Cardiel / EFE

Sus faldas al vuelo en «The Seven Year Itch», con su oukelele en «Some Like It Hot», mujer fatal en «Niagara» o cantando a los diamantes en «How To Marry A Millionaire». Estas son las diez películas que resumen la carrera de la que es, probablemente, la actriz más icónica del cine.


«NIAGARA (1953)

Marilyn siempre dijo que no sabía andar con tacones, pero el bamboleo de sus caderas por la falta de estabilidad creó escuela en «Niagara», donde su papel de mujer fatal convertía a las famosas cataratas en el único fenómeno comparable, por su capacidad de arrastrar y devorar al hombre.

Henry Hathaway se convirtió este filme de cine negro, con canción incluida, en su perfecta carta de presentación.


«GENTLEMEN PREFER BLONDES» (1953)

Apuntadas sus habilidades para el musical, Howard Hawks vio enseguida el diamante en bruto que se escondía tras esa rubia platino de mirada polivalente y decidió explotarlo en una declaración de principios en forma de canción-leyenda: «Diamonds are Girl’s Best Friends».


La verdadera estrella de la película era Jane Russell, pero ella asumió su rol diciendo: «por lo menos, soy la rubia». El público respondió como el propio título de la película.

«HOW TO MARRY A MILLIONAIRE» (1953)

En la misma línea que «Gentlemen Prefer Blondes» pero cambiando París por Nueva York, Marilyn Monroe consiguió otro éxito esta vez flanqueada por dos bellezas muy distintas a la suya, Betty Grable y Lauren Bacall, aunque esta cinta empezó a forjar la imagen de la que luego Marilyn se pasó la vida entera intentado huir: la bomba sexual sin cerebro.

«BUS STOP» (1956)

Primer intento de Marilyn Monroe por demostrar que era una actriz con habilidades dramáticas, «Bus Stop», de Joshua Logan, exploraba por primera vez su acentuado potencial melancólico como cantante de saloon. Sacrificó su rubio platino para oscurecerlo un poco hacia el pelirrojo, aunque explotó su sexualidad con unos vestidos transparentes.

«THE PRINCE AND THE SHOW GIRL» (1957)

Una Marilyn deseosa de prestigio más allá de su imagen de sex symbol y en plena obsesión por el método de Lee Strasberg se trasladó al Reino Unido para rodar con Sir Laurence Olivier esta comedia de vodevil, experiencia que inspiró la deliciosa película del año pasado «My Week With Marilyn».

La actriz fue lo mejor de un filme y demostró que, con su espontaneidad nada pretenciosa, llegaba más lejos que muchos intelectualoides.

«THE SEVEN YEAR ITCH» (1955)

Marilyn Monroe es, por supuesto, «la tentación» y la película contiene la que es su imagen más recordada: la de la actriz aplacando el calor veraniego con los respiraderos del metro de Nueva York, una escena que Billy Wilder rodó en exteriores reales para desesperación de su novio de entonces, Joe DiMaggio.

Con la nimia excusa de la modorra vacacional y el tiempo libre, Wilder ironiza sobre los límites de la fantasía erótica, con ayuda de esa vecina que no es consciente de su alto voltaje sexual.

«SOME LIKE IT HOT» (1959)

«Debe tener un motorcito o algo así», decía Jack Lemmon al ver cómo se movía Surgar Kane, o lo que es lo mismo, Marilyn Monroe antes de subirse al tren de aquella banda de «hot» en la que tocaba el oukelele en plena Ley Seca y con el que ganaría, por fin, el Globo de Oro.

«Some Like It Hot» es la mejor comedia de Marilyn, aunque la actriz convirtió el rodaje en tal infierno haría decir a Billy Wilder al finalizarlo: «Por primera vez puedo mirar de nuevo a mi esposa sin que me entren ganas de pegarle por el simple hecho de ser mujer».

«LET’S MAKE LOVE» (1960)

Marilyn Monroe se reconcilia con el romanticismo más facilón y con el acento francés de la mano del director de actrices, George Cukor, y a ritmo de canciones más acorde con los nuevos tiempos como «My heart belongs to daddy».

Con un aspecto más moderno y al lado de Tony Randall e Yves Montand, la banda sonora estuvo por encima del guión, pero la película funcionó estupendamente.

«THE MISFITS» (1961)

«No sé adónde pertenezco», decía Marilyn Monroe en «Vidas rebeldes», la más sutil, dramática, amarga y crespuscular de sus interpretaciones en un papel escrito para ella por Arthur Miller en un filme que acabó convirtiéndose en maldito: Clark Gable falleció antes del estreno, para Monroe sería su último filme y Montgomery Clift rodaría solo tres películas más.

Para desesperación de John Huston, las megalomanías y depresiones de todos emergieron durante el rodaje de esta historia metafórica de almas descarriadas intentando manejar una manada de caballos salvajes.

«SOMETHING’S GOT TO GIVE» (1962)

Nunca se terminó esta película dirigida por George Cukor, pero las escenas de Marilyn bañándose en una piscina pasaron igualmente a la historia y convirtieron su muerte en una pesadilla a la que era difícil de dar crédito, dado su esplendor físico. Una despedida en el mejor momento cuyos 34 minutos rodados fueron estrenados en 2001 a modo de pieza de coleccionista.

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